Se inicia la fiesta del fútbol mundial.
En Brasil, el país del fútbol, comienza una nueva etapa de la historia que se la
escribe a cada cuatro años.
Es como si Bethoven recibiese en su casa a todos los
músicos del planeta.
Técnica y habilidades se confundirán durante un mes,
para despertar emociones escondidas.
Doce grandes escenarios brasileños serán una especie de
bastidores donde tendremos la oportunidad de ver, sentir y sorprendernos con las
nuevas propuestas plásticas de los maestros y estrategas conocidos como entrenadores.
Los atletas serán una especie de instrumentos
coloridos que, al final, servirán para pintar la obra final.
Después de Brasil-2014, las copas mundiales de fútbol
no serán más las mismas.
Por eso, dichosos somos los que, día a día,
acompañamos el fútbol desde que se fundó hace poco menos de siglo y medio, a
través de los instrumentos de comunicación.
Terminaremos exhaustos, pero nuestros conocimientos saldrán
fortalecidos.
A partir de hoy, durante 32 días, desde los más
entendidos, hasta las gentes que solamente saben que hay unas personas
corriendo atrás de una pelota, todos, hablarán y oirán fútbol.
Es la oportunidad a la que practicantes, analistas y críticos
asisten a una especie de convención mundial del fútbol, inclusive por medio de
los satélites, para un reencuentro que acontece a cada cuatro décadas.
A partir de hoy, señoras y señores, el soberano es el
Fútbol.
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