Confieso que no aguanto la emoción frente a la mínima muestra de solidaridad en lo que a relación entre seres humanos se refiere.
En muchas ocasiones en que los jugadores, al final de un partido arduamente disputado, se entrelazaban en abrazos, no aseguré las lágrimas. Y con micrófono en mano.
Cuento eso, porque me parece digno de recordar el comportamiento solidario de los ex y actuales jugadores de fútbol profesional boliviano con las víctimas de los desastres naturales ocurridos en La Paz.
El partido benéfico de los hombres que clasificaron a Bolivia a la Copa del Mundo USA-94, reforzados por el presidente del Estado Evo Morales, se está realizando en este mismo momento en que coloco estas líneas en el Blog. No interesa el resultado, lo que importa es la intención.
Ojalá que el sufrimiento de las víctimas acabe luego y que su vida retorne a la normalidad.
Pero no puedo dejar de recordar que la gran cantidad de familias alcanzada por las riadas se debe a la especulación inmobiliaria y a la ceguera de las autoridades que, a su turno, cerraron los ojos y permitieron la construcción de esos barrios en territorios condenados hace más de 50 años.
Una vez más, vamos directamente a buscar los medios para solucionar problemas hace mucho previsibles, en vez de atacar las causas.
Por ironía, igual que en el fútbol boliviano que está cayéndose en ruinas. La diferencia está en que nadie se atreve a ser solidario con él.