sábado, 31 de agosto de 2013

LAS LECCIONES DE BAYERN X CHELSEA


En gran partido, el Bayern alemán venció al Chelsea inglés, en los penales.

Gran partido, digamos, hasta el primer tiempo del alargue.

El segundo tiempo del alargue fue un verdadero anti fútbol, porque, literalmente, los alemanes jugaron dentro del área penal de los ingleses, lo que me sorprendió, pues el equipo de Mourinho no reaccionó y el entrenador no hizo nada para salir del asedio.

Independientemente de la calidad del juego, técnico y ofensivo de ambos equipos, en el tiempo normal, los entrenadores del mundo (que ciertamente tenían la obligación de asistir por TV) deben aprender la lección de cómo NO se debe defender un resultado ventajoso y definitorio.

Chelsea parecía un equipo menor, por tímido, y rechazando los balones a donde sea y defendiéndose en su área penal, un verdadero absurdo.

Las escenas del arquero alemán jugando todo el segundo tiempo de alargue en el círculo central del campo de juego apoyando a su ataque, entraron para la historia.

El castigo para el Chelsea, claro, tenía que llegar, y llegó faltando dos segundos para el final del cotejo (foto).

Y en los penales, también Baryern fue más competente.

Porque no existe esa historia de “lotería de los penales”.

En cobranzas de penales, el arquero tiene que intuir a dónde será lanzado el balón y el delantero, con más responsabilidad, debe escoger un canto y patear sin cambiar de idea al medio camino.

En fin, lecciones que un gran partido siempre deja.


jueves, 29 de agosto de 2013

LO DE THE STRONGEST, UNA VERGÜENZA


Me parece que los medios de comunicación en general, y los programas radiales en particular, no pueden convertirse en cuadriláteros u octógonos (para estar en la moda) donde los dirigentes del fútbol decidan sus diferencias.

Lo que sucedió en el programa Futbolmanía de radio Fides de La Paz, en su programa de las 13h00 de hoy jueves, es una muestra de que, si se les deja, los dirigentes aprovecharán al máximo las
“entrevistas” para salir de los aprietos en los que ellos mismos se colocaron. Y Kurt Reintsch actual presidente y Jorge Pacheco ex presidente de The Strongest, aprovecharon para colocar sus discrepancias al aire, sobre todo referentes a malos manejos económicos en esa centenaria institución.

Acredito que Futbolmanía tuvo la buena intención de informar y de “oír a ambas partes”, pero, conociendo a los dirigentes del fútbol boliviano, debería haber cortado de raíz la discusión, solicitando a ambos información precisa, que es lo que la hinchada del Tigre en particular, y la afición futbolera en general quieren  y precisan saber, para que expliquen: ¿Por qué los clubes del fútbol boliviano no presentan libros de contabilidad que, como todas las instituciones del país que tienen actividades de interés público, deben presentar a las autoridades?

Lo que pasa en The Strongest, hoy, por culpa de sus dirigentes, es una  verdadera vergüenza, como en todos los clubes de la Liga, dígase de paso, porque estas entidades piensan que son intocables.

Dirigentes que son elegidos sin estar debidamente habilitados y que vulneran sus propios estatutos, o dirigentes que simplemente administran esas entidades como si estuvieran administrando sus propias casas.

A propósito, ¿Qué Estatutos? ¿No existen actas registradas de las elecciones? En la contienda de hoy, supimos, por ejemplo, que Jorge Pacheco es aún, o figuraba así, presidente de The Strongest, pues todos los documentos de cobranza enviados por Impuestos Internos (y que sirvieron para fundamentar el embargo de sus instalaciones) fueron enviados con el nombre de Jorge Pacheco.

En ese sentido, si se trata de colocar los trapitos al sol, del programa radial deberían haber participado también los anteriores presidentes como Asbún, pues las deudas que el actual presidente atigrado tiene que pagar, vienen de hace muchos años.

Y lo que uno no entiende es que, sin ninguna muestra de vergüenza, los dirigentes que se van, se llevan a su casa los documentos contables que debieran permanecer en las oficinas de la entidad. Es un caso para la policía.

Al pedirle a Pacheco los libros contables que se llevó,  Kurt Reintsch, le prometió hasta “tomar un cafecito” con él. Rápidamente, Pacheco respondió que sería mejor almorzar, “pues es mejor hablar con el estomago lleno, pero me gustaría también que me muestres los movimientos actuales”.

Conversación patética para la seriedad del asunto.

Es una pena que en el vice decano del fútbol boliviano (recordemos que el decano es Oruro Royal) tenga que repetirse las vergüenzas cada vez que una nueva directiva asume.

El consuelo para la hinchada atigrada es que el mismo problema ocurre en todos los “clubes” nacionales.

La duda es si en el nombre de pagar deudas y salvar a la institución, el Tigre perderá su patrimonio como está aconteciendo en otras históricas instituciones como Bolívar, Oriente Petrolero, Blooming…

Porque, ojo, Impuestos Internos está entrando a la cancha y los equipos de la Liga deben estar preparados para jugar otro tipo de partidos, ya que muchas otras cosas pueden aparecer en el fútbol boliviano fuera de las canchas.

En hora buena.

martes, 27 de agosto de 2013

PARTIÓ UN ARQUERO CON MAYÚSCULAS



Jugó en el Corinthians en los años ´50; fue arquero del mítico Santos, bi campeón mundial Inter clubes en la década del ´60; y ganó dos veces la Copa del Mundo con Brasil el ´58, en Suecia; y ´62, en Chile.

 

Elegante para cubrir el puesto más injusto del fútbol, fue un arquero, tecnicamente, cuasi perfecto.    

 

Compañero de club, en el Santos, fue el encargado de consolar al joven Pelé cuando, a sus 17 años, debutó en la selección brasileña en el mundial del ´58.
 
Fue una persona muy responsable y por eso  respetada y estimada dentro y fuera de campo, inclusive por los eventuales adversarios deportivos.
 
Gilmar Dos Santos Neves, descanse en paz.

lunes, 26 de agosto de 2013

BOLIVAR, LA ACADEMIA SINONIMO DE UGARTE


En mis lecturas y pesquisas, encontré una joya; imagen que la comparto con todos ustedes: Está ahí, sentadito, en medio de todas esas personas, algunos sus compañeros de fútbol; tímido, como siempre fue y sin querer aparecer mucho, como era su estilo, está el hombre que le dio otro sentido al futbol de Bolívar y al balompié boliviano: Víctor Agustín Ugarte.

Llegó a La Paz, por acaso,  y  poco tiempo después se tornó el foco que encendería la luz futbolera nacional,  llamada “La Academia del Fútbol Boliviano”.

Fue la casualidad más feliz de Bolívar que buscaba en Tupiza al jugador Justino Pacheco, otro fenomenal jugador tupizeño, que ya había migrado al fútbol argentino.

Víctor Agustín Ugarte, uno de los tantos potosinos ilustres que llegaron a la ciudad del Illimani, representante de una casta que pocas veces aparecen para brillar en las canchas nacionales.

Tupizeño nacido con la gracia de tener arte en su ser, como su paisano Alfredo Domínguez.

Si fue maestro con los pies vistiendo la casaca celeste de Bolívar, lo fue también vistiendo la camisa verde de la selección boliviana.

“El Maestro” estaba predestinado para ser el autor del mayor autógrafo que guardamos todos los bolivianos y todas las bolivianas, como símbolo del título más significativo del deporte nacional. Tenía que ser el autor del último gol, el quinto y definitorio, en el histórico 5 a 4 contra Brasil, entrando a la historia del Félix Capriles de Cochabamba, en la final del Campeonato Sudamericano, el 31 de Marzo del ´63.


jueves, 22 de agosto de 2013

QUEREMOS CLUBES CAMPEONES Y MÁS DEPORTE EN LOS BARRIOS

Cancha de la Liga El Tejar, La Paz, Bolivia

Leí con atención el texto de Roberto Acosta Echavarría, Editor y Jefe de Prensa de Late!.com con el título ¿Queremos ser campeones o clubes de barrio?  Y me alegro muchísimo que los periodistas tengamos oportunidad para debatir asuntos que son de interés público.

Sin embargo, antes de responder a mi editor, debo explicar que yo creo mucho en la importancia del título en un trabajo periodístico impreso, porque muchas veces el título deja entender la importancia del contenido de una materia informativa.

Por eso enfatizo que CLUB BOLIVAR Q.E.P.D. es el título de mi columna que causó muchas críticas y elogios, y no “BOLÍVAR Q.E.P.D.” como escribe Roberto en el segundo párrafo.
Y en este caso la palabra Club adquiere mayor relevancia para el contenido de la nota en debate, porque simplemente este periodista lo viene afirmando hace muchos años que en Bolivia no hay clubes, lo que sí existe son equipos de fútbol.
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Para comenzar, creo que Roberto comete el mismo error de lectura (no sé si voluntario) que hizo con que muchos lectores bolivaristas se hayan lanzado con rabia y mala educación contra mi persona en sus comentarios. Infelizmente hasta la mala educación es democracia.

Es tan importante la palabra CLUB en este caso, que me siento en  la necesidad  de decirle a Roberto que no concuerdo con su apreciación de que Club sea sinónimo de barrio. En el fútbol moderno y globalizado, como industria cultural de entretenimiento, por lo tanto,  como actividad económica lucrativa, la exigencia es dejar de ser simplemente un equipo de fútbol (por más campeón eventual que sea), para convertirse en un Club de preferencia nacional o mundial. Al contrario de lo que mi editor afirma despectivamente, en los barrios lo que existen son “equipos de barrio” y juegan en “torneos de barrio”, torneos estos organizados por “Ligas de Barrio” (El Tejar, San Antonio, Obrera, El Alto, etc., etc. (foto)) que juegan sí, en serio y con buen público, al contrario de lo que piensa Roberto. Y, puedo afirmar (porque jugué en muchas), los campeonatos de algunas Ligas de Barrio son más serios que los torneos organizados por la Liga del Fútbol Profesional Boliviano.

Y como mi editor se da al trabajo de colocar ejemplos de clubes sudamericanos y europeos, debo reconocer que no sé y no me consta, que en Sudamérica haya un club “en serio” que sea propiedad de un “magnate multimillonario” como sueña para Bolivia Roberto. Los que intentaron últimamente, como en Argentina, con la relación Tinelli-San Lorenzo, por ejemplo, fueron un verdadero fracaso. Y no me imagino, porque su hinchada no lo permitiría, a un Boca, un River, un Racing, un Independiente, perteneciendo a una sola persona, por más dinero que tenga. En Brasil, eso es simplemente impensable, porque todos los clubes que tienen equipos y que juegan al fútbol profesional, son clubes con Estatutos, instalaciones propias impecables (no solo para la modalidad fútbol) y que reciben diariamente, sí, a los viejitos que juegan cartas, a las familias que almuerzan y los amigos que comparten, y que, los domingos, a la hora del partido, simplemente se dan el “trabajo” de ocupar sus lugares cativos en las graderías, para alentar al equipo de fútbol profesional.

Con relación a los ejemplos de clubes europeos que Roberto nos  da, debo recordarle que Barcelona, Real Madrid y Manchester United y otros, son clubes que tienen sus acciones en la Bolsa, acciones esas que pertenecen también a los socios y que pueden ser adquiridas por otras personas, pero nunca pertenecieron y no que creo que vengan a pertenecer a un magnate o a un millonario, por más accionista mayoritario que sea. 

En ese sentido, debo discordar de Roberto porque no se puede globalizar a un “equipo” ya que la globalización en el fútbol, no significa la propiedad individual de los equipos de fútbol y sí de los clubes de fútbol, porque esa globalización, está ligada al concepto de que “el fútbol es una institución social profundamente ligada a la historia del capitalismo contemporáneo, concepto este que se afirma a fines del Siglo XX, con la llegada de nuevos padrones tecnológicos y culturales del mercado” (Ribeiro Luiz (org.). Futebol e Globalização. Contratapa. Ed. Fontoura. Jundiai. SP. 2007.). Por lo tanto, los grandes clubes son una propiedad privada colectiva y no separan las actividades del fútbol con lo social.

Infelizmente, debo seguir discordando, porque la globalización no es un derecho solo de personas adineradas, por más capitalistas rusos o árabes que sean. Pero ya que Roberto toca a esas etnias, pregunto: ¿Por qué será que el fútbol árabe es tan atrasado, no? Si seguimos el raciocinio del Editor de Late!, por ser  millonarios y magnates, los árabes deberían ser siempre campeones mundiales, en torneos de selecciones y de equipos, porque nadie para tener más dinero que ellos, no?  Y en el caso del Mónaco de Francia, club al que también coloca como ejemplo, debo contarle que su mecenas, el ruso Dimitry Rybolovlev, que compró el club, no había sido buena flor para oler, pues quería continuar la práctica de los que manejaron anteriormente al Mónaco, no pagar impuestos, como no explicar de dónde sacó dinero para “comprarse un equipito de fútbol”. Por ese motivo, el jugador colombiano Falcao quiere abandonar Paris. Lo propio aconteció con otro ciudadano ruso, llamado Boris Berezovski, dueño de la empresa MSI y que llegó a Brasil, en marzo de 2008, para invertir en el Corinthians,  llevándo a Carlos Tevez del Boca, y poco tiempo después tuvo que salir huyendo del país, porque simplemente se descubrió el origen nebuloso de la inversión. Tevez, tuvo también que partir con su dueño. ¿Y saben quién tiene participación millonaria en la MSI? nada más y nada menos que otro ruso, Roman Abramovich,  dueño del Chelsea FC y controlador del CSKA de Moscú. O sea, no es tan bueno dar ejemplos rusos para el fútbol, ¿no les parece¿

“Bolivia no es más un país pobre”, dice Roberto, citando al presidente Morales. No lo creo, pero, si así fuere, fortalezcamos a las instituciones futbolísticas bolivianas, utilizando (ojo no digo usando) la fórmula del  gobierno para el país: Que vengan empresarios a invertir en el fútbol boliviano, que inyecten dinero, pero que no se lleven el 100%, o el 80% de los lucros, o se compren los mismos clubes, al igual que hacían las multinacionales petroleras. O en el caso de Bolívar (reconozco la buena intención de Marcelo Claure, joven y con ambiciones inclusive políticas, porque no),  caramba, ¿era necesario acabar con el Club Bolívar, para crear “Bolívar Administración, Inversiones y Servicios Asociados S.R.L. (BAISA S.R.L.) que, al final, será simplemente un equipo de fútbol¿ Pienso que no.

Respondo a otro ejemplo de Roberto Echevarría, que también creo no es de los mejores: Racing de Avellaneda y Colo Colo de Chile fueron intervenidos por las autoridades con la anuencia de sus socios, y su administración entregada a síndicos que son personas remuneradas para que procedan a sanear las finanzas, colocar en día los libros y rendir cuenta a los mismos socios y autoridades. Los dos clubes no fueron entregados a un empresario. Pienso que eso debe hacerse en la Federación Boliviana de Fútbol y en los clubes que no tienen sus finanzas aclaradas, como en el caso, hoy, de The Strongest en lugar de simplemente embargarlo.

Roberto pide también dejar a “los clubes de barrio la infraestructura innecesaria al deporte, galerías, shoppings, hoteles, edificios”, ¡caramba que bueno sería! Pero en este caso también creo que va en contramano del concepto de fútbol moderno. Los clubes más grandes del mundo, y gran parte de los de Brasil y México, tienen sus Arenas. Y el nombre arenas no lo pusieron por sonar bonito o por ser sinónimo de lugar para pelear como en la vieja Roma. No.

Los grandes estadios, como los que están siendo construidos para la Copa del Mundo Brasil 2014, siguiendo el “modelo FIFA”, poseen hoteles, shoppings, restaurantes, cinemas, galerías, museos, generadores de energía propios y estacionamientos para abrigar a miles de automóviles. Esa es la llamada industria del entretenimiento globalizado. El fútbol negocio al que se refiere Roberto.  En el fútbol moderno, negocio no es más simplemente la hinchada pagar su entrada y ver 90 minutos de juego. Es, esa misma hinchada permanecer antes, durante y después del partido en las arenas. Por eso es que históricos estadios, como el de Wembley y el Maracanã, fueron derrumbados para construir la modernidad que el “negocio fútbol” exige y no para construir simples campos de fútbol como deja entender. Esos estadios hoy pueden abrigar grandes óperas, conciertos de rock, o un torneo de patinaje en hielo, porque también para ello fueron construidos. Los grandes clubes tienen otros negocios, por eso no dependen solamente de un empresario o de una empresa. Los grandes clubes, por Estatutos, mantienen siempre el control de sus acciones en un 51%.

Entonces mi estimado Editor, como bien lo dice, para alcanzar la modernidad, creo que un Club es mucho más que un Equipo. Pero, al contrario de lo que afirma, un equipo de barrio y una Liga de barrio, en Bolivia, practican, sí, un fútbol serio y, no solo eso,  cumplen una acción social muy importante y por eso tienen el derecho de pedir a los gobiernos atención para sus necesidades; al contrario, es necesario que los llamados clubes profesionales en Bolivia se conviertan en instituciones fuertes, instituciones profesionales que en el deporte se llaman clubes, clubes que paguen impuestos y dejen de mamar de las tetas del Estado.

Clubes, inclusive, donde los viejitos vayan a disfrutar. ¿O los viejitos no podemos hacer deporte? El equipo de Sport Boys de la Liga es un buen ejemplo.

THE STRONGEST ESTÁ MÁS NEGRO QUE AMARILLO


Organizaron eventos lucrativos  en sus instalaciones y no pagaron impuestos; vendieron entradas para muchos partidos de fútbol y tampoco pagaron impuestos;  y para esconder evidencias, se llevaron documentos, pensando que el tiempo enterraría los hechos.

Y los hechos apuntan a los dirigentes de The Strongest de los años 2006, 2007 y 2008.

El presidente actual, Kurt Reintch, se encuentra indignado, pero, creo, le será fácil encontrar a los culpados porque debe conocer bien a una Mutual que funcionaba en el mismo Complejo y que prestaba dinero a los dirigentes que el ahora acusa.

En medio a tanta obscuridad, ¿cómo pedir que “el gobierno apoye al deporte” si los que dirigen el mismo se llevan lo que no les pertenece, perjudicando a socios y aficionados, y, lo peor, dañando la imagen de tan importante institución?

Pregunto: ¿los hinchas estronguistas se van a manifestar? ¿A favor o contra esos dirigentes que macularon el ingreso al Complejo de Achumani con la palabra Embargado?

Siempre afirmé que Bolivia es un país corporativista, esto es, cada sector defiende sus propios intereses en detrimento de otros.

En el fútbol no es diferente.

El 15 de agosto recientemente pasado, escribí para este Blog y para mis Columnas en Late! y Oxigeno, un texto con el título “Propuesta para un cambio en el fútbol boliviano”.

Pues bien, lejos de querer convencer a nadie, ni mucho menos pretender ser absoluto en mis apreciaciones, simplemente escribí, porque creo que no basta la retórica, hay que proponer.

A muchos les gustó, pero no comentaron; confirmando una constatación que hace mucho la tengo clara, sin equivocarme: Al aficionado, al hincha y a los que viven en torno al fútbol boliviano (disculpen, pero aquí también voy a incluir a periodistas deportivos, con rarísimas excepciones) no les interesa discutir respecto del deporte boliviano y sus entrañas, se comenta sin proponer.  A todos les importa más su equipo: a los bolivaristas, el Bolívar; a los estronguistas, el The Strongest, etc. Para ellos, el fútbol se resume a las victorias o derrotas de sus equipos, dentro de la cancha. Pasión pura.

Pero nosotros periodistas no podemos tener un comportamiento similar, por el simple hecho de que las victorias o derrotas de un equipo de fútbol dependen, también, de lo que sucede fuera de la cancha. 

Contextualizar esa relación es nuestra obligación.

Y el asunto no es de ahora.

Hace casi 5 años, precisamente el viernes, 7 de noviembre del mismo año 2008, con el título “El fútbol hambre” boliviano”, escribí refiriéndome, entre otras cosas, a los desmanes en The Strongest, que en esa época, no eran muy diferentes de los de Bolívar. Lean conectándose al link abajo:



miércoles, 21 de agosto de 2013

“CLUB BOLÍVAR” RESPUESTA PÚBLICA

Con relación al texto “Club Bolívar Q.E.P.D.”, motivo de gran repercusión y posteado en este Blog, debo agradecer al lector Luis Daniel, a quien hago público mis respetos porque demostró que hasta en la discrepancia lo que debe prevalecer es la educación. Por ello, deseo responder a todos los lectores del Blog,  a quienes extiendo mis agradecimientos, lo siguiente:
  1. Es necesario entender qué es un Club.
  2. Club es una institución que se caracteriza por mantenerse con el aporte mensual de sus socios y por los servicios que presta a los mismos, entre los cuales darles la posibilidad de practicar algún deporte;
  3. Para atender esos requisitos básicos, un Club necesita tener instalaciones deportivas aptas para su utilización, con instructores y administradores capacitados;
  4. Un Club tiene Estatutos, a través de los cuales sus socios deben actuar, en base a una misma consigna, con derechos y obligaciones, entre ellos el de elegir y ser elegido para cargos directivos;
  5. Un Club, necesariamente, por ser institución de interés público, debe mantener libros contables en día y dar a conocer el movimiento económico y financiero cada vez que así lo requieran sus socios o las autoridades competentes.
Y  paro por ahí, para preguntar, ¿Bolívar es un Club de fútbol? ¿Existe algún Club afiliado a la Federación Boliviana de Fútbol?

Confieso que, como ciudadano y como deportista boliviano, acredité que la llegada de Marcelo Claure y de BAISA, gracias a las gestiones de Guido Loayza, darían a Bolívar y a los bolivaristas la felicidad que nunca la tuvieron, que es la de convertir a la institución en un verdadero Club.

Pero, cuando oí las declaraciones del propio Co presidente, Guido Loayza, que afirmó en una emisora de radio de La Paz, que en el Gran Centro Mario Mercado Vaca Gusmán, donde se están construyendo dos grandes edificios, “Bolívar no existe y que hay que olvidarse de eso; lo que existe es BAISA y Marcelo Claure, y que los verdaderos dueños de las torres de Obrajes son las personas que están comprando los departamentos”, me cuestioné: entonces, cuál es la contribución de Claure y de BAISA.a Bolívar?

Caramba dije, el sueño de Humberto Bonifacio (que fue nombrado como primer presidente provisional),  Ernesto Sanz, Héctor Salcedo, Rafael Navarro y Carlos Ignacio, jóvenes que fundaron el Club Atlético Bolívar el 12 de abril de 1925, en el casco viejo de La Paz, una vez más será postergado.

En seguida pensé: creo que en lugar de crecer, Bolívar está perdiendo todo su patrimonio, porque a eso se suma el hecho de que los predios de Tembladerani, en donde podría construirse un buen complejo deportivo, hasta ahora no merecieron la atención de los nuevos administradores de Bolívar (ni de los anteriores), pese a que asumieron todos los compromisos, entre ellos con el Estado boliviano, a tiempo de recibir esos terrenos,  el 30 de octubre de 1942.

Entonces, como periodista, tengo la obligación de leer las entrelíneas y en ese sentido consideré que las declaraciones de Loayza merecían ser debidamente decodificadas para  que la población bolivarista las conozca.

Pero un periodista tiene la obligación de bien informar al público (un derecho constitucional) y para eso tiene que investigar, leer, indagar, entrevistar y chequear los datos, para no ser un simple “llevador de chismes”.

Así, procuré y tuve acceso a toda la documentación que envuelven los acuerdos entre la institución llamada de Club Bolívar con BAISA, primero, y con BAISA S.R.L., después, documentos que están debidamente protocolados a través del Testimonio nº 4747033 en una Notaría dependiente del Consejo de la Judicatura del Poder Judicial de la Nación.

El resto de la historia está escrito en “Club Bolívar Q.E.P.D.”, título inspirado en el hecho de que Bolívar, hoy, es un equipo de fútbol, nada más que eso, pero equipo de fútbol que, tengo certeza, jamás desaparecerá, porque la Nación Bolivarista, en homenaje a sus fundadores, no lo permitirá.

Por fuerza de la profesión, no acostumbro a intimar con dirigentes, entrenadores o futbolístas profesionales en actividad; por eso confieso que en los 88 años de la gloriosa historia de Bolívar, con el 95% de sus dirigentes jamás crucé una palabra y con otros apenas lo hice pocas veces y otras en condición de jugador de la Academia. Entonces, reafirmo que las conclusiones, como siempre en estos casos, deben ser de los lectores, bolivaristas o no.

Como profesional, defiendo para mi país instituciones fuertes, y los clubes de fútbol son instituciones que lidian diariamente con uno de los sectores más públicos del país, por lo tanto, tienen que fortalecerse.
BAISA S.R.L., la directiva de Bolívar y sus defensores, pueden, inclusive, demostrar con hechos y obras que este periodista está equivocado. Sinceramente, eso espero, para el bien de Bolívar y del fútbol boliviano.

Concordar o discordar es democrático, pero, en ambos casos, la educación es obligatoria.


martes, 20 de agosto de 2013

CLUB BOLÍVAR (Q.E.P.D.)


Para muchos, el fútbol es el “opio del pueblo”. No concuerdo en nada con esa frase, pero que el fútbol hace olvidar otros asuntos importantes, eso sí acredito.  Por ejemplo, los 88 años de historia del Club Bolívar que se fueron al córner y la institución entregada al empresario Marcelo Claure, en la jugada, para mí, más rápida, novedosa y extraña del futbol boliviano.

Creo que por encontrarse extasiados con el buen desempeño de su equipo actual, los bolivaristas en particular y la prensa deportiva en general, dejaron pasar por alto declaraciones del presidente de la Academia, Guido Loayza, al programa radial La Red Deportiva del último viernes, 16.08., en La Paz.

“El Bolívar no tiene nada; el Bolívar no posee ningún patrimonio, lo que existe es BAISA SRL”, dijo a voz en cuello Loayza cuyo cargo, a rigor, se limita a ser un simple representante de Marcelo Claure, y cuya palabra no puede extrapolar las reuniones dentro de la Liga o de la Federación Boliviana de Fútbol y, así mismo, previa consulta con Claure.

Viendo las entre líneas, el poco menos de un siglo de historia del Club Bolívar quedaron para solo eso: la historia.

Pese a que Loayza declaró, orgulloso, que Bolívar está dando el ejemplo para que otros clubes bolivianos sean administrados como verdaderas empresas, acrecentando que “si Bolívar no tiene nada de pasivos y tendrá que construir y buscar nuevo patrimonio,  en cambio tiene y tendrá títulos con jugadores bien y en día pagados”, recordando, al mismo tiempo, que las torres que se están construyendo en la calle 17 de Obrajes no son de Bolívar “son de las personas que están comprando los pisos de BAISA S.R.L., o sea de Marcelo Claure”.

Las intenciones de Loayza y su directiva son buenas, pero, para este humilde periodista, sería mejor que los clubes deportivos bolivianos sean administrados como empresas, pero con un control y propiedad mínima del 51% e sus acciones por parte de sus socios, inclusive bienes raíces,  y no con la carta blanca total a empresarios inversionistas, como corrió con Bolívar. 

No me extrañan las palabras para allá de sinceras de Guido Loayza, lo que me extraña, sí, es la pasividad con que los amantes del deporte y críticos de los “malos dirigentes” (y aquí incluyo a los periodistas deportivos y miembros del gobierno) están aceptando que el Club Bolívar deje de existir, debido a maniobras realizadas con el pretexto de “salvarlo de la quiebra”, porque Bolívar, así como The Strongest y los clubes grandes bolivianos, son entidades mixtas cuya actividad es de interés público.

Está cierto que Bolívar, al contrario de The Strongest, por ejemplo, hace muchos años dejó de ser un Club, para convertirse en un simple equipo de fútbol. Y para ello, hasta el fallecido Mario Mercado tiene mucho de culpa, porque nunca le dio a la Academia la posibilidad de crecer estructuralmente (se limitó a montar un “estadio”  y a darle campeonatos) modelo seguido por el extinto Mauro Cuéllar que sin ninguna vergüenza le dijo varias veces a este periodista (con quien tenía serias divergencias, dígase) que “en Bolivia los clubes no viven de predios o de canchas; a la hinchada le gustan los resultados y los campeonatos.” La diferencia substancial entre Mercado y Cuellar era que el primero tenía intereses en la minería, en medios de comunicación y en la política, por lo tanto, poseía mucho dinero.

Pero, reconozco, Mercado y Cuellar fueron coherentes, porque, ambos, aparte de haber dejado deudas, dejaron también para los bolivaristas la costumbre de vivir de la historia de los campeonatos conquistados a lo largo de su historia, a vivir de un sub campeonato de la Copa Sudamericana, y, más recientemente, a vivir y festejar  también de su última conquista, un torneo sin valor, que lleva el nombre de un shopping center, mientras que sus jugadores, bien pagados, entrenan en un escenario rodeado de esqueletos de madera y de fierro.

¿Y ahora, es diferente? Sí, es muy diferente, porque Bolívar no tiene deudas, porque simplemente el Bolívar no existe; lo que sí hay, es BAISA S.R.L. que firmó un contrato con la misma BAISA S.R.L., que, por señal, tienen el mismo dueño que se llama Marcelo Claure. Y sus jugadores cobran sueldos en día, pero, ¿a qué precio? El precio se refleja en las palabras de Guido Loayza quien no tiene ningún pudor al afirmar que el que manda en Bolívar es Marcelo Claure. Y más, no se ruboriza al declarar que “felizmente Claure está ganando dinero con Bolívar, él recuperó dinero con la ida de Jasmani Campos al exterior y ojalá siga vendiendo jugadores para que siga lucrando, él merece”.  Todo de acuerdo, claro, a los términos del contrato firmado en 19 de septiembre de 2008 y redactado a cabalidad para favorecer a BAISA primero, y a BAISA S.R.L., después, ya que cualquier discrepancia en el “acuerdo comercial”, no podrá ser resuelta dentro de las leyes bolivianas y sí, “mediante arbitraje ante la Cámara de Comercio Internacional con sede en Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica y de acuerdo a su Reglamento”, como manda la Clausula decima Cuarta, inciso 14.1 del Contrato.

Guido Loayza justifica el hecho de que Marcelo Claure, ciudadano boliviano-norteamericano, sea dueño de todos los pasivos que tenía Bolívar, inclusive de los jugadores profesionales y de las y divisiones inferiores, porque se comprometió a invertir 1 millón de dólares por año en el equipo “y está invirtiendo mucho más” y porque también asumió las deudas del club.

Marcelo Claure está haciendo lo suyo, claro, porque empresario que no quiere lucrar no puede ser empresario. Pero, ¿20 millones de dólares valen más que 88 años de historia de un club, sumados a ese historial todos los bienes materiales y recursos humanos (entiéndase jugadores)? En resumen, ¿La marca Club Bolívar vale tan poco?

En realidad, el empresario Marcelo Claure hizo un negocio redondo y, muy inteligentemente, se apresuró a garantizar su inversión, al iniciar, de inmediato, la construcción de las Torres en Obrajes, porque sabe que solamente con la venta de los departamentos, oficinas y garajes del Gran Centro recuperará totalmente y en tiempo record,  los 2 millones de dólares inicialmente invertidos a cambio de hipotecas de los bienes del Club. Porque además se dio 20 años de tiempo para invertir los 20 millones de dólares.

Hay información de que los ingresos de Bolívar, el año de 2012, alcanzaron a 2 millones y medio de dólares, provenientes de sponsors, taquilla, derechos de televisación y pagos por parte de la Federación Boliviana de Fútbol referentes a las Eliminatorias. Para este año, aparte deseos ingresos similares, se sumarán la venta del jugador Jasmani Campos al exterior y la participación el equipo en la Libertadores. Todos esos valores van directamente  las cuentas de Bolívar Administración, Inversiones y Servicios Asociados S.R.L. (BAISA S.R.L.) inscrita públicamente con un capital de 2 mil bolivianos, divididos en mil bolivianos como capital pagado y de otros mil bolivianos divididos entre los tres accionistas: Marcelo Claure, con 800 bolivianos en 8 acciones; Donald Martin Cahill Mangudo, con 100 bolivianos en 1 acción; y José Luis Rodriguez Ariza, también con 100 bolivianos en una acción.  

Al Bolívar le queda el derecho de esperar la entrega de un espacio similar (en metros cuadrados) a lo que poseía antes del contrato en las imponentes torres de la calle 17 en Obrajes. Para el disimulo emotivo frente a la hinchada bolivarista, los predios llevarán el  nombre de Mario Mercado Vaca Guzmán. O sea, BAISA S.R.L. construye en terreno ajeno y encima gana mucho dinero, en nombre del mantenimiento de un equipo de fútbol.

Noten que el estadio “Simón Bolívar” en Tembladerani,  siquiera fue tocado y no fue albo de las atenciones de BAISA S.R.L. ni del directorio de Loayza, porque simplemente ese predio no puede ser transferido ni  “a título gratuito ni oneroso”, porque sus 24.934 m2 tienen origen en una cesión  del gobierno nacional, “a título gratuito”, a través del entonces Comité Nacional de Deportes, en 30 de octubre de 1942. Por ello, el gobierno actual, por medio del Vice Ministerio de Deportes, puede, si desea, recuperar los predios de Tembladerani, porque el Club Deportivo Bolívar, hoy BAISA S.R.L., no cumplió los términos del compromiso de 1942 que decían que “se obliga a construir un campo de deportes y estadio, comprendiendo los siguientes deportes: fútbol, básquet-bol (sic), tennis (sic) , pelota vasca, y natación; en el termino de veinte años (hasta 1962) (…), en caso contrario el Comité (Nacional de Deportes) exigirá la reversión de dichos terrenos.”  Por ese documento,  la hipoteca por Un Millón de Dólares en favor de Marcelo Claure y otras, solo deberían tener  valor legal, desde que esos dineros sean destinados a la construcción e los predios arriba indicados, cosa que no está aconteciendo.  En otras palabras, los terrenos de Tembladerani  y el “estadio” no rendirán ganancias, ni empresariales, ni personales. Entonces, que se caiga de viejo.

Ruego para que el 19 de septiembre de 2028, los miembros del directorio actual de Bolívar estén vivos y en su sana consciencia, para explicar a la hinchada bolivarista la firma del certificado de defunción del Club Deportivo Bolívar, cuyo tenor ya está debidamente redactado y registrado.

Resta saber si en esa fecha al empresario Marcelo Claure, aún le interesará el fútbol y si seguirá en el negocio, pues, seguramente, como van las cosas, el equipo llamado Bolívar simplemente será eso, un equipo de fútbol, porque  a BAISA S.R.L. de Marcelo Claure, por lo visto, lo que le interesa más son predios y construcciones, porque dan lucro asegurado.

En tiempo, el nombre de Marcelo Claure, como persona física, no consta en documento alguno firmado entre el Club Bolívar y BAISA S.R.L., pese a que el mismo Claure es, como públicamente se sabe, dueño de BAISA S.R.L., y, pasme!, es también Co presidente electo del Club Bolívar. 

jueves, 15 de agosto de 2013

EVO MORALES GOLEÓ A LA CNN


El periodista Ismael Cala de la CNN llegó a Bolivia para entrevistar al presidente Evo Morales y para divulgar su libro cuyo título es “El poder de escuchar”.

Después de haber cancelado la entrevista, el mandatario boliviano, inteligentemente, volvió atrás y aprovechó la oportunidad para, una vez más, demostrar que es uno de los personajes públicos mundiales que más y mejor sabe utilizar los medios para colocar en práctica sus habilidades.

Como en el fútbol

Al comienzo, el presidente boliviano no solo marcó la hora del encuentro (5 y 30 de la madrugada) y rayó la cancha, como escribió las reglas el juego, en las que explicaba que no aceptaría interrupciones y dejó claro que enfrentaría a un “representante del imperio”.

Partiendo al ataque desde el inicio, Morales obligó a que la CNN juegue defensivamente durante 60 minutos, con transmisión directa  vía satélite,

Consciente de que el capitán y nº 10 del equipo local tenía jugadas preparadas, ofensivas y directas, el visitante se limitó a pedir tiempo,  llamando “al corte” muchas veces y, en lugar de justificar la fama que lo acompaña como periodista entrevistador, tuvo que contentarse con ser un simple “periodista vendedor”, bien al estilo de los peores periodistas deportivos del mundo afuera.

La  insistencia de Cala en reiterar, al retorno de cada corte, que la entrevista estaba yendo al aire sin cortes y sin edición, confirmó, mismo sin querer, el prestigio del presidente Morales, que impuso como condición esa providencia, contrariando públicamente la política de tratamiento de las noticias y entrevistas a las que la CNN nos tiene acostumbrados.

Evo Morales, literalmente, goleó a la CNN, y aprovechó la ocasión para reiterarle, esta vez  en directo,  lo que siempre dijo.

Por su lado, el “entrevistador estrella” de la multinacional de la comunicación, tuvo nomás que escuchar lo que no quiso, justificando el título de su libro.


Lo que vimos con transmisión directa de la CNN, fue una goleada en Palacio Quemado de La Paz y en un horario poco habitual.

miércoles, 14 de agosto de 2013

¿PARA QUÉ SIRVIÓ EL AMISTOSO CONTRA VENEZUELA?

¿Qué nos deja el amistoso en el que Venezuela le empató a Bolivia (2 x 2), en la ciudad de Táchira?

Futbolísticamente, para mí, la constatación de que realmente “el fútbol es una cajita de sorpresas”.

Sirvió, como no podía dejar de ser, para que Venezuela saque conclusiones importantes para continuar saboreando la posibilidad de clasificar por primera vez a una Copa Mundial.

Para Bolivia, sirvió para respirar un poco mejor en un ambiente futbolístico donde el aire no es de los más puros.

Creo que, lo más importante, como escribí en post anterior, sirvió para constatar que algunos jóvenes jugadores como Arrascaita, volante de Bolívar, y Cabrera, zaguero de The Strongest, son una realidad y no más una promesa.

No considero, desde un punto de vista periodístico y mirando siempre las entre líneas, un merito de Azkargorta el debut de estos dos jugadores, porque en el fútbol boliviano son tan pocas las figuras que aparecen, que no convocarlas, sería merecer un certificado de ceguera.


Como el resultado de este amistoso no interesa en lo mínimo y como preguntar no ofende, cuestiono algunas cosas: ¿Cuánto ganó monetariamente la Federación Boliviana de Fútbol? ¿Quién pagó y cuánto costó el vuelo charter hasta Táchira? Y ya que los dirigentes del fútbol nacional son el albo preferido de la prensa en lo que a críticas se refiere y para ser coherentes, pregunto: ¿los periodistas bolivianos que estuvieron acompañando a la selección se pagaron de su propios recursos el viaje o se subieron gratuitamente al “tren de la alegría de la FBF?

PROPUESTA PARA UN CAMBIO EN EL FÚTBOL BOLIVIANO

A tiempo de agradecer la invitación de Oxígeno para componer su selecto grupo columnistas, me permito iniciar  esta labor abordando un tema que, creo, debe salir de las palabras, para ir directa y rápidamente a la acción.

No es de hoy que la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), exige del gobierno apoyo económico, disminución de impuestos y perdón de las deudas impositivas que ya existen, pero al mismo tiempo aboga que no puede ser intervenida por tratarse de una entidad privada. Hasta ahora, ese engaño permaneció como verdad absoluta; un engaño, porque la FBF y cualquier Federación componente de la FIFA, así como los clubes de fútbol afiliados, son entidades privadas mixtas, pero de interés público, por lo tanto, pasibles de control estatal. 

Por ello, creo que continuar responsabilizando solamente a los dirigentes por todos los males del fútbol boliviano, pese a que tienen gran parte de culpa, es darles mucha importancia, pues no son ellos los únicos a componer la estructura. 

Por lo tanto, acredito que solamente un cambio profundo en las leyes que rigen el deporte nacional, por lo tanto, una acción del Poder Legislativo, podrá posibilitar el cambio que todos deseamos.

Como a lo largo de los últimos años vi muy poca buena voluntad, sea por desconocimiento del asunto, ya sea por comodidad de todo el entorno futbolístico nacional,  a través de esta columna en Oxígeno, me permito presentar a la opinión pública mi propuesta para una Ley exclusiva para el fútbol, donde esté estipulado, básicamente, lo siguiente:

  1. Creación del Ministerio de los Deportes;
  2. La obligatoriedad de la práctica deportiva en la malla curricular de la enseñanza básica, intermedia y media en las entidades públicas y privadas;
  3. Que los clubes profesionales realmente se profesionalicen, siendo administrados como empresas, sociedades limitadas o anónimas;
  4. Que dentro de esas sociedades, los clubes tengan el control del 51% de esas empresas, que pasarían a ser consideradas entidades con fines de lucro para que paguen impuestos y sean fiscalizadas;
  5. Que los dirigentes deportivos, en todas las instancias, no puedan reelegirse a no ser por una única vez; 
  6. Que en las elecciones para los cargos de la dirigencia en la Federación Boliviana de Fútbol el voto de los clubes de Primera División (Liga) tenga peso 3, el de los de Segunda División (ANF) peso 2, y el de cada una de las 9 Asociaciones, peso 1.
  7. Que la FBF sea la única entidad mayor del fútbol nacional y:
  8. Que la Liga pase a ser denominada Departamento Profesional de Primera División de la FBF;
  9. Que la ANF pase a ser Departamento Profesional de Segunda División de la FBF;
  10. Que sea creado el Departamento Amateur de la FBF (sin derecho a voto), donde estarán afiliadas las divisiones inmediatamente menores;
  11. Que el ascenso y descenso de División sea por lo conquistado en puntos corridos en el año calendario (torneos Apertura y Clausura) y no más por el promedio de puntos, porque solo sirve para prolongar malas administraciones;
  12.  Que (así como los clubes de Primera y Segunda divisiones) los clubes con derecho a participar de los torneos menores de las Asociaciones (afiliadas a la actual ANF) solo puedan hacerlo desde que tengan registro legal como entidades empresariales y sociales, con NIT, sede social, con dirección, cuanta bancaria, número telefónico, etc.;
  13. Que se crie un Departamento de Árbitros autónomo, no ligado a la FBF; y, finalmente,
  14. Que sea prohibido el ingreso a los campos de juego de personas ajenas al espectáculo, con excepción de los jugadores, árbitros, veedores y de los encargados del registro de imágenes del evento;

Si a alguno de los políticos encargados de legislar en el país le interesar la presente propuesta, estoy a sus órdenes para analizarla y profundizarla.


Este texto fue escrito para mi columna en la página web www.oxigenobolivia.com

martes, 13 de agosto de 2013

CRITICAR A LOS DIRIGENTES ES YA UN “DEPORTE NACIONAL”

El preidente de la FBF y Tesorero de la Conmebol, Carlos Chávez,
en una conferencia de prensa. (foto: www.late.com.bo 22.07.13).


Mañana juega la selección boliviana frente a Venezuela y pasado mañana, seguramente, los medios estarán atacando “a los dirigentes que no hacen nada, al gobierno que no apoya y a los clubes de la Liga que no trabajan con las divisiones inferiores”.

Cuanto al cotejo en sí, todo indica que Venezuela encontró al sparring ideal, por fácil y, sobre todo, barato.

A propósito, como siempre, no se conoce cuánto cuesta, cuanto vale el amistoso en fecha FIFA y quien paga el vuelo charter hasta San Cristóbal; una vez más, nadie explica nada al respecto de los dineros que son manejados en la Federación.

En lo futbolístico, una gran oportunidad para colocar en campo a jóvenes que no son más promesas y que demostraron cierto destaque en el último clásico entre Bolívar y The Strongest, como Arrascaita y Cabrera.

Pero, conociendo a Azkargorta, que sabe cuidar sus espaldas (prestígio para algunos), es posible que estos dos jugadores y otros como Maygua, Miguel Ríos y Herny Justiniano, apenas hagan turismo, y que el equipo sea constituido por jugadores más experimentados. Ojalá no.


lunes, 12 de agosto de 2013

¿DÓNDE ESTÁN LAS "PATITAS"?


Diario de un domingo en Siles.

Desperté con una necesidad que hace mucho no la sentía: ir al estadio Hernando Siles; al final, ahí sería jugado el mayor clásico del fútbol boliviano, Bolívar x The Strongest.

Domingo perfecto, sol pleno que combinaba muy agradablemente con el frío del invierno que se va.

Por la mañana, la primera providencia fue comer unas ricas salteñitas preparadas por mi amigo Jorge Cáceres, en Mallasilla, después de participar de la Santa Eucaristía oficiada por el padre y amigo Giovanni.

Al medio día, como habitualmente, sería normal viéndome comer los deliciosos chicharrónes en el restaurant “Los Pastos”, preparados por doña Zonia, en Mallasa (a media cuadra entrando la calle 3), pero mis planes eran otros.

Quería tener un verdadero domingo de hincha boliviano.

Me dirigí con prudente antecedencia a Miraflores, consciente de que ese tipo de partidos suele convocar mucha gente.

Al llegar, tuve nomás que meter las manos al bolsillo: “cinquito nomás es jefe, haysitos puedes estacionar, te lo voy a cuidar, pero tienes que pagarme adelantadito”, me dice, voluntarioso, el cuidador “dueño de la acera” de la Carrasco, atrás del estadio, quien, sin vergüenza alguna, me volvió a saludar, cómodamente sentado, en la general durante el partido.

Más adelante, para mi agrado y desagrado de los revendedores, no había filas y pude acercarme con muchísima tranquilidad a la boletería para comprar mi entradita.

“Señor Gonzales, pero usted puede ingresar gratuitamente a la preferencia con su credencial de periodista deportivo”, me comentó, a tiempo de saludarme, el simpático funcionario de Bolívar. Le respondí que cuando no estoy a trabajo tengo por costumbre pagar mi entrada como cualquier aficionado.

Pagué 60 bolivianos para la recta de general, solidarizándome, mentalmente, con la persona que venía atrás mío, acompañado de 5 personas, entre esposa e hijos, imagino, y que tendría que desembolsó 300 bolivianos en ingresos, sin contar los helados, sándwiches, etc., etc. Me pareció muy caro para un ciudadano común.

Pero la sorpresa agradable me la dieron mi sobrino Polito y mis queridos amigos y sobrinos, que casualmente estaban por entrar, y hasta me "costicharon" el "plastoform" de 30 x 25 centímetros que te venden "las caceritas" para, dicen, amortiguar el contacto de los glúteos con los durísimos asientos de plástico colocados por ordenes de la Conmebol en las graderías miraflorinas y que no tienen ninguna diferencia con el cemento anterior.

Como no había almorzado, me premié con un suculento sandwuiche (¿así se escribe?) de chorizo para posteriormente someterme en la puerta de entrada,  a las manos de los guardias de la policía nacional, encargados de revisar a los hinchas para evitar que éstos introduzcan bebidas alcohólicas y/o botellas de plástico. Medida que me parece de las más acertadas.

Por costumbre, me dijeron los changos sobrinos y amigos (99,9@ bolivaristas), se habían acomodado en la bandeja alta de la General del Siles, a donde tuve que subir repitiendo muchísimas veces la palabra “permisito, perimisito…”

A tiempo de acomodarme, percibí que en la General del Siles aún persiste la civilizada y pacífica convivencia entre estronguistas y bolivaristas, siendo que muchas parejas, aunque vistiendo camisas contrarías, todavía practican el conocido y agradable “chunqueo”, como muestra de que el fútbol no debe ser usado como arma agresiva social.

El primer equipo en adentrar al césped fue "el Estronger” y noto que su hinchada aún se encuentra resentida por la desclasificación de la Copa Sudamericana, pues visiblemente los espacios vacíos son mayores en la curva sur, pese a que una banda atigrada se deja oír.

Al contrario, cuando “el Bolívar” aparece en el túnel y corre hacia el círculo central, la curva norte se deja sentir y los bombos, los gritos y los papeles picados surgen del medio de la masa celeste.

Después de los saludos respectivos, los jugadores son citados para que formen una línea humana, junto a los árbitros; “algo va a suceder, pero espero no sea lo que se me viene en mente”, pienso dentro de mí y debajo de mi “visera con liga” que poco puede hacer frente a los poderosos rayos solares.  

En ese momento constato que se realizará nomás el único momento, para mí, antidemocrático del fútbol: el canto de himnos con los jugadores dando las espaldas al 50% del público, confirmando que la desigualdad social no se limita a los mayores poderes económicos de las gentes que colocan sus nalgas en "la Preferencia”.

Pero bueno, ¿qué hacer?, como todo boliviano respetuoso me levanto y comienzo a entonar las notas del Himno a La Paz. “¿será por el 16 de Julio que ya pasó hace rato? ¿será porque es el clásico paceño?”, vuelvo a pensar. Sin respuesta, noto que los paceños somos nomás comprometidos y veo que todos cantan el himno nuestro.

Lo inconveniente, irónico y chistoso, sin embargo, estuvo dentro de la cancha, pues, de los 22 jugadores más los 4 árbitros, disciplinadamente alineados, imagino que el único a cantar a pulmón abierto el Himno a La Paz, haya sido el yungueño bolivarista Arrascaita, ya que en la columna había argentinos, paraguayos, cambas, cochalas y hasta españoles, menos paceños. Lo propio en los respectivos bancos de suplentes. De cualquier forma, concluyo que la idea de cantar el Himno debe haber sido de la misma persona que decidió aumentar los precios, o sea, una verdadera infelicidad.

Comienza el partido y la emoción de estar sentado en el Siles nuevamente como hincha para ver el mayor clásico del fútbol boliviano, infelizmente se va desvaneciendo con el paso de los minutos, tal es la mediocridad futbolística de ambos equipos. Así,  el equilibrio de las(os) vendedoras(es) de helados, refrescos, sandwiches y otras cositas, comienzan a llamarme más la atención que el peloteo dentro de la cancha. Mi mente vuelve a funcionar para comentar: “caramba, el fútbol realmente es una actividad democrática, porque si dentro de la cancha rigen, absolutas, las 17 Reglas del Fútbol que son permanentemente desrespetadas por los actores, en las graderías, existen reglas que, sin necesidad de estar escritas, son verdaderas palabras de orden, pues nadie, absolutamente nadie reclama, cuando los y las vendedoras pasan y repasan decenas de veces rozando, sus traseros, literalmente, en el rostro de las personas que acompañan el correr del balón. Convivencia pacífica absoluta.

En el desinterés por el partido que de pronto apareció en mí, me di cuenta que no estaba solo, pues habían señoritas y señoras que poco o nada veían el juego y me pareció que esperaban más bien, ansiosamente, el final del primer tiempo, pues, así que el árbitro Juan Nelio García determinó el fin del suplicio, se inició un desfile, un movimiento de mujeres que se dirigían no sé dónde (pues los baños del Siles son simplemente una agresión). Noté que las mujeres conocen bien las incomodas gradas de la General del Siles, dada su destreza para equilibrarse en sus altos tacos, tomando el sumo cuidado para que no se les caigan sus gafas que adornaban sus cabelleras, en lugar de cubrir sus ojos. Que me disculpen las damas pero desde el fondo de mi ignorancia, creo que maquillaje cargado y rímel en exceso no combinan con el sol intenso y por veces sofocante de la General del Siles.

No me voy a alargar más, pues contarles lo que viví en el segundo tiempo sería redundar. 

Confieso que mi desilusión en mi periplo dominical por la general del estadio Hernando Siles, no se refiere solamente al pobrísimo fútbol presentado por atigrados y académicos, que ciertamente no cumplieron a cabalidad las determinaciones de Villegas y Portugal, sus entrenadores.

Pero, a tiempo de confesarles que la General del Siles es infinitamente más confortable que la friesa de las cabinas de transmisión situadas en los altos de la preferencia, les cuento que como todo buen paceño, me serví pucacapas, sandiwich de chola y helados de canela; pero les confieso también que mi mayor desilusión fue cuando mi estimado amigo Pablo (único estronguista dentro de una veintena de sus amigos y que prudentemente se vistió de verde), que gentilmente se había ofrecido para ir a comprar una de las más tradicionales exquisiteces de las tardes populares del futbol dominguero en el Siles de La Paz,  volvió diciendo: “Jorgito, no hay patitas”.

¡Caramba! ¿En dónde están las patitas?

¡Ah! Antes que me olvide, el Clásico en el Siles lo venció Bolívar, 2 a 0.