Nadie esperaba que la selección boliviana de fútbol actual, gane la Copa
América o se clasifique a la Copa Mundial Rusia-2016, porque, conscientes,
sabemos que no tenemos recursos humanos para tanto.
Nuestras humildes expectativas se resumen a ver a la selección jugando
como equipo, en conjunto; intentando demostrar que por lo menos ideas, tiene.
Pero nada de eso se vio en este ciclo donde el entrenador Julio César
Baldivieso se destacó por hablar de todo menos de fútbol.
Hemos buscado algún hecho y/o episodio positivo, un paso hacia adelante
en la gestión de Baldivieso, y no pudimos encontrar. Simplemente no hay. Ni
dentro, ni fuera de las canchas.
No existe equipo base y siquiera un líder, un capitán en la selección
nacional.
El número de personas que pasaron por su comisión técnica, así como la
cantidad de jugadores convocados, significan el desorden y falta de
profesionalismo con que el entrenador nacional trabaja. El cargo le queda muy
grande, siempre lo dijimos.
Baldivieso se encargó de que la selección boliviana de fútbol se
transforme en un amontonado de personas que deben oír y obedecer lo que él dice.
Baldivieso quiso ser siempre el centro de las atenciones. Criticó el
trabajo de anteriores seleccionadores sobre todo extranjeros, y ese fue el
camino por él trazado para imponer su nombre y llegar a la selección.
Esta noche, en partido frente a la Argentina, termina el ciclo de Julio
César Baldivieso como entrenador de la selección boliviana de fútbol, donde fue
un verdadero equívoco.
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