Termina la Copa América Centenario y con ella la constatación de que, finalmente,
estamos viendo un cambio positivo en la práctica del fútbol en Sudamerica.
El fútbol que los equipos finalistas, Argentina y Chile, están jugando, es el resultado de la culturización deportiva europea por la que sus futbolistas
están pasando.
Fuerza, técnica y habilidad, son
la base del fútbol actual.
Y creo que ese es el modelo y el camino a seguir por el fútbol de nuestro
continente, porque país que así no lo entienda, estará siempre caminando a
retaguardia, como en esta ocasión en la que seremos simples testigos del juego
entre chilenos y argentinos, para definir quién será el campeón.
El fútbol que los dos finalistas están jugando es resultado de la capacidad
que sus futbolistas tienen para practicarlo, con base a esos tres fundamentos.
Es el fútbol que se practica en
Europa.
Basado en tener conciencia total de que todos los espacios del campo de
juego deben ser ocupados con criterio, tanto para defender, como para atacar.
La marca de los chilenos en los tres sectores es fuerte y precisa, y
además solidaria; siempre hay alguien para continuar en la búsqueda del balón.
Lo que también los argentinos realizan casi a la perfección.
Los dos equipos tienen mediocampistas con talento para recuperar el balón, crear y asistir a
sus compañeros que, adelante, son definidores por excelencia, por lo que no se
les puede conceder espacios y mucho menos tiempo para pensar.
Se podría decir que al tener Messi, Argentina posee un cierto
favoritismo. Es un concepto hasta cierto punto correcto, pero no absoluto.
Por todo ello, existen todos los condimentos para ver este domingo una gran final.
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