“Se podría decir que al tener Messi, Argentina posee un cierto
favoritismo. Es un concepto hasta cierto punto correcto, pero no absoluto.”
Así escribíamos antes del partido prediciendo que no había favorito.
El resultado fue que Argentina perdió, vía penales y Chile se consagró
campeón de la Copa Centenario.
Muchos hablan de “fracaso argentino”.
Desde el punto de vista deportivo, es fracaso si tomamos en cuenta que
los argentinos no alcanzaron el objetivo de salir de una fila de 23 años sin ganar torneos internacionales.
Y podían haberlo hecho si concretaban las oportunidades que tuvieron en
el tiempo reglamentario.
¿Y por qué Argentina y Chile no consiguieron marcar goles?
Porque ambos equipos no lo permitieron.
El fútbol, inicialmente, es marca, es impedir que el adversario
convierta. Y ese fundamento es el que se vio practicado intensamente por ambos
equipos, con especial atención hacia el fútbol de Leonel Messi.
El 0 x 0, entonces, fue plenamente justificado.
Las selecciones de Argentina y Chile actualmente juegan un fútbol
moderno, que es caracterizado por la disciplina táctica, basada en la fuerza y
en la habilidad: la habilidad para intentar salir de la fuerte marcación. Es lo
que se vio en la final.
En esa situación, lo único que permitiría convertir goles anoche, sería un descuido,
descuido que apareció en apenas una oportunidad, cuando Medel, defensor de Chile, perdió el balón en salida, y que Higuaín, solo frente al arquero Bravo, desaprovechó para Argentina.
El cero a cero entre Chile y Argentina, fue producto de la práctica del
fútbol Siglo XXI.
Los penales, bueno, los penales para definir partidos, son parte de otra
situación. Convertirlos o defenderlos, independe del hecho de ser mejor o peor
equipo, peor o mejor jugador.
Duelen, eso sí, cuando, al fallarlos, deciden la pérdida de un
campeonato.
Pasó con Messi, como ya aconteció con Zico, Sócrates, Baggio, Platini…
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