Que el fútbol boliviano trae a jugadores extranjeros a los que realmente se les puede pagar lo que alcanza, es una verdad.
Verdad que forma parte de una realidad: la economía de nuestro país no permite cambiar ese estado de cosas.
Esa misma economía nacional que nos muestra
estadios vacíos. Estadios vacíos en consecuencia, también, de pocas atracciones
dentro de la cancha.
Atracciones desconocidas que vienen de afuera y otras en final de carrera que no contribuyen en nada para la renovación. Imaginen, la última atracción contratada es um jugador argentino de 40 años. Un verdadero circulo vicioso.
Atracciones desconocidas que vienen de afuera y otras en final de carrera que no contribuyen en nada para la renovación. Imaginen, la última atracción contratada es um jugador argentino de 40 años. Un verdadero circulo vicioso.
Circulo vicioso que nos hace oír, desde que se
comenzó a practicar el fútbol en el país (finales del siglo XIX) que “el
gobierno no apoya al fútbol”.
Gobierno que nos hace oír que los dirigentes no
son capaces y no pagan impuestos. Impuestos que son necesarios para el
crecimiento de la economía nacional. Un verdadero círculo vicioso.
Circulo vicioso del que la prensa boliviana
forma parte. Prensa que se repite, día a día, año tras
año, y cuyos “analistas” comentaristas y
periodistas e historiadores “consagrados”
no proponen absolutamente nada. Un verdadero círculo vicioso.
Circulo vicioso que comienza en las llamadas “escuelas”
de fútbol que sin ningún criterio colocan en las “clases” a “alumnos”, cuya única razón es tener
dinero, junto a chicos quien sabe con el talento de los ugartes, blacuts,
camachos, romeros, aragoneses, etcheverrys,
melgares, Borjas y sandis,
Circulo vicioso que se cierra domingo a
domingo, en las paupérrimas canchas bolivianas, donde los dirigentes exigen la
victoria. Victoria ésta que solo sirve para soñar con la clasificación a una
contienda internacional. Contienda esa que servirá para recibir los
bienaventurados dólares de la Conmebol. Dólares esos que servirán para engrosar
la endeble economía de los clubes nacionales. Economía que sufre para intentar pagar
los sueldos a los jugadores. Jugadores que están aptos para ser estrellas en
los torneos de la Liga boliviana, pero que, en torneos internacionales no
tienen condiciones físicas ni psicológicas para enfrentar a los adversários.
Adversarios que culpan a la altura como única
arma en eventuales victorias en el Hernando Siles. Hernando Siles que es
considerado como el principal escenario deportivo boliviano, a pesar de su
pésimo estado en su infraestructura y gramado.
Gramado que sufre con el frío paceño…bueno…
Un verdadero círculo vicioso.