Fue muy emotivo, de aquellos momentos deportivos que quedan marcados y que solo el futbol puede proporcionarnos.
En coro, centenas de miles de hinchas, hombres, mujeres, jóvenes, niñas y niños, solidarios, cantando y llorando al final de un partido en su propia casa, en Avellaneda, Buenos Aires.
Y no era que Independiente conquistaba un torneo más de los tantos que le valieron el apelativo de “equipo copero”. Al contrario, el “diablo rojo” salía derrotado por San Lorenzo (0 x 1) y se despedía de la primera división del competitivo futbol argentino.
Adrenalina pura para una hinchada típica argentina cuya pasión por su equipo trasciende, de lejos, a la propia selección del país.
Lo visto en Avellaneda, la tarde del sábado pasado reciente es la confirmación de lo que dice el sociólogo norteamericano C. Wright Mills, en su libro La Imaginación Sociológica: (…) “el individuo solo puede comprender su propia experiencia y evaluar su propio destino localizándose a sí mismo en su época; de que puede conocer sus propias posibilidades en la vida si conoce las de todos los individuos que se encuentran en sus propias circunstancias.” (FERRANDO, Manuel García. Aspectos sociales del deporte. P.20. Alianza Editorial S.A. Madrid, 1990).
Es que los hinchas de Independiente al entonar su grito de guerra y apoyar al equipo “vaya donde vaya”, con una dignidad sin precedentes en un país donde ya hubieron muertos en las graderías de los estadios, practicaron el famoso y necesario fair play que tiene cada vez más a ver con la hinchada que con los propios jugadores.
Según Ferrando (p.276. 1990) “El fair play implica modestia en la victoria, serenidad en la derrota y una generosidad suficiente como para crear relaciones humanas entrañables y duraderas. Pero el fair play no es solo prerrogativa del participante. Entrenadores, jueces, espectadores y todos cuantos están relacionados con el deporte de competición tienen que aportar una contribución indispensable y especial, bien directamente, bien por la influencia que pueden ejercer sobre el competidor.”
Y el hincha del Independiente ejercitó esa influencia, en este caso positiva, a pesar de la derrota, diciendo al mundo futbolero que el episodio es apenas un capitulo posible en su larga historia que puede y debe volver a ser victoriosa.
El futbol es así de bello, permite que gentes que se identifican con una misma camiseta, se unan a través del llanto y de la emoción, independientemente de las diferencias sociales y económicas.
Diez puntos para la hinchada de Independiente.
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