Brasil-2014: Inglaterra (1) x Italia (2). |
LA COPA Y LA DEMOCRACIA
Veo, con mucha
alegría, que todos los equipos representantes de los países que están
disputando la Copa Mundial de Fútbol Brasil-2014, tienen a jugadores de raza
negra en sus filas (para muchos, sería mejor decir afro descendientes).
Apenas algunas
décadas atrás eso era sacrilegio en muchos países. Hoy, casi todas las naciones
europeos aprovechan, con mucho honor, la fuerza y las habilidades de los
futbolistas de raza negra.
En realidad, las
cosas se invirtieron, son pocos los países que no poseen jugadores negros en
sus filas.
A propósito, traduzco
aquí parte de un texto de Hubert Alquéres, presidente de la Cámara Brasileña del libro, publicado en "O Observatorio da Imprensa":
“El fútbol enseñó, en
cierta medida, un poco de democracia al Brasil. José Miguel Wisnik recuerda que
el juego siempre comienza en cero a cero y somete a los dos equipos a las mismas
reglas, colocando a los jugadores en igualdad de condiciones. Hay, claro,
resultados alterados por errores de arbitraje y no siempre vence el mejor.
Pero, ¿qué gracia tendría si no hubiesen la sorpresa y la madre del árbitro
para ser recordada en el momento preciso cuando éste se equivoca?
Los abucheos, los insultos,
los gritos de guerra, la pasión por el equipo que uno quiere son democráticos y
legítimos, desde que no desvíen para la violencia. El fútbol vino a la luz del
día para promover la saludable competencia, divertir al pueblo y encantarlo con
su magia. La barbarie de las hinchadas organizadas y las barras bravas, es una excrecencia,
una negación de la esencia democrática del fútbol.
El deporte también
valora el mérito y no hace discriminación alguna, todos pueden practicar, sea
rico o pobre, Blanco o negro, feo o bonito, gay, hétero o trans. Teóricamente es
así. Pero la homofobia y el racismo existentes en la sociedad alcanzan también
al fútbol y a otros deportes. Discriminaciones como las que sufren algunos
jugadores en el mundo, por causa del color de su piel, son lo opuesto de la
democracia deportiva, huele más a fascismo(...).”
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