Después de ver nuevamente los
cotejos entre Real Madrid x Bayern de Munich y Chelsea x Atlético de Madrid,
por la Liga de Campeones de Europa, una cierta tristeza me invadió la que,
hasta hoy, que me animo a escribir estas líneas, me mantuvo pensando en el
triste momento por el que está pasando el fútbol sudamericano.
La Copa Libertadores de
América que se está disputando actualmente, en mi opinión, es, técnicamente, la
más baja de los últimos 10 años, lo que nos demuestra cuán preocupante es la
realidad y nos lleva a constatar las enormes deficiencias que van, desde la
parte técnica y física, hasta de infraestructura, e, inclusive, en
transmisiones televisivas.
El torneo inter clubes de
fútbol más antiguo del mundo (se juega desde 1960), como es la Libertadores,
quedó estancado en tiempo y espacio, en todos los aspectos.
Siquiera Argentina y
Brasil, que podrían librar la cara para nuestro continente, se salvan de esa
crisis pues, una eventual conquista de la Copa del Mundo que comenzará el 12 de
junio próximo por parte de estos dos países, no hará con que reconquistemos
nuestra clásica característica, ligada más a la técnica que a la fuerza, pues
el 95% de sus futbolistas seleccionados juegan en Europa, por lo tanto
practican un fútbol europeo.
Hay que buscar urgentemente
salidas para la crisis de identidad técnica en la que se encuentra el fútbol
sudamericano y ellas creo no serán encontradas si primeramente no se legisla a
favor de la prohibición de las trasferencias de jugadores sudamericanos para
Europa, antes de los 18 años.
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