Teixeira, el capo del fútbol brasileño, comentó que hubo excesos en Alemania y que los jugadores llegaban tarde a la concentración.
El único exceso conocido y comentado en su tiempo, fue que los jugadores llegaron una vez a las 3 de la mañana; exceso, porque un buen jugador sabe que debe descansar bastante y en hora.
Sin embargo, lo que un jugador de fútbol hace en sus horas libres, es de cuño personal y no del entrenador, comisión técnica y mucho menos de la prensa, por más Brasil que sea.
De la puerta para afuera, cualquier empleado está libre para poder hacer lo que desee, desde que no perjudique a su imagen y a la imagen de la empresa a la que está ligado.
En la ciudad alemana de Weggis, en donde la delegación brasileña estaba concentrada, el equipo no pudo trabajar bien, porque Teixeira (CBF) recibió mucho dinero del municipio y el público, que pagaba para ver los entrenamientos, obtuvo derechos por eso.
Lo que lastima a Teixeira (foto, al lado de Parreira) en realidad, es que con la eliminación, Brasil, o mejor, la entidad que él preside, tuvo un perjuicio de 10 millones de dólares, poco, para quien lucra mucho más que eso con el fútbol brasileño.
Culpar a los jugadores y llamar a Ronaldo de gordo es infame; la codícia de los dirigentes brasileños les llevó al fracaso en Alemania.
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