Una cosa es entrenar en el calor o en el frío, o en la altura, y diferente es prepararse de bajo de una guerra, rodeado por cadáveres de niños, mujeres y ancianos, aún siendo en el sentido figurado.
Lo que la selección de Irak hizo al salir campeón de la XIV edición de la Copa Asiática, fue dar una lección de vida, en medio de la muerte.
Me imagino qué pensaba el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, cuando el capitán y autor del gol decisivo frente a Arabia Saudí, Younis Mahmoud (foto), levantó la Copa Asiática.
La conquista irakí es una muestra de que el fútbol es el mejor antídoto contra el crimen, venga de donde viniere.
Ignorar o intentar ignorar a Bolivia por causa de la altura, es ir contra la paz.
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