BALANCE FINAL
Después de acompañar casi toda la fiesta del fútbol
comentando aquí en el blog cada uno de los juegos, es que me tocaron realizar otras
actividades y dejé de contarles mi visión respecto de Holanda 3 x 0 Brasil, por
el tercer y cuarto puestos, y la finalísima entre Alemania 1 x Argentina 0.
Personalmente, como boliviano, desde el inicio de la Copa,
me pregunté si valía la pena comentar cada uno de los partidos, ya que casi
todos los que gustan de fútbol, de alguna forma o de otra, verían por
televisión.
Y además, una observación y análisis táctico viendo
los encuentros por televisión, es casi un engaño a los lectores, oyentes o tele
espectadores, pues considero casi imposible hacerlo porque ni las más modernas
cámaras pueden ofrecer el panorama que un comentarista necesita para ser
fidedigno. Para ello es necesario estar en el mismo estadio.
Y lo más importante, en lo íntimo, me da impotencia y
rabia, tener que participar de la “fiesta de los otros”. Tener que buscar y encontrar
simpatías por uno u otro equipo, e hinchar por ese. No soy obligado ni como
periodista ni como hincha del fútbol.
En esos momentos, pienso en cómo el fútbol boliviano puede
salir del atraso y del marasmo en que se encuentra.
Dentro de esa nuestra inoperancia, los bolivianos nos
damos el lujo de criticar la goleada sufrida por Brasil frente a Alemania (7 x
1); ¿cómo criticar el accidente de un país siete veces campeón del mundo¿ O por
el contrario, alegrarnos por la derrota de Argentina en la final, después de
haber sido quien dominó gran parte del partido final.
En el fondo, independientemente de que Alemania haya
sido el campeón, con mucha justicia, por su regularidad en todo el torneo, o
que Argentina haya perdido la final por sus fallas en la concreción de las
jugadas, justamente en el juego en que no podía fallar, independientemente de
todo ello, creo haber asistido a una Copa de elevadísima corrección y de
búsqueda permanente por el gol, dando oportunidad para que los goleros sean el
destaque, y que revelaciones como el colombiano James Rodríguez hayan aparecido.
El fútbol europeo, como todo lo que los europeos hacen
además, es la consecuencia de una asimilación y un aprendizaje permanente de
las habilidades latinoamericanas que sumadas a las técnicas aplicadas en
entrenamientos auxiliados por avanzadas tecnologías, resultan en equipos muy
competitivos.
Al mismo tiempo, se nota que los latinos estamos
sabiendo aprovechar el uso de esas tecnologías y aplicarlas en los
entrenamientos, dándonos cuenta que cuando dominemos ese híbrido futbolero,
podremos recuperar nuestra natural hegemonía.
Costa Rica, Colombia y Chile, nos mostraron de cierta
forma que estamos en ese camino.
Por otro lado, Brasil, el país, reveló que tiene la
capacidad suficiente para organizar eventos del porte de una Copa del Mundo y
demostró, también, cuán equivocados estaban aquellos que quisieron caprichosamente
pronosticar calamidades sociales o poner culpa en el gobierno por eventuales desastres,
cuando precisamente el gobierno está empeñado en terminar con las
organizaciones mafiosas que instrumentalizan el funcionamiento de los
campeonatos y la administración de los clubes brasileños, casi todos absolutamente
endeudados, que, amparados en la FIFA y en la Conmebol, y a título de ser “instituciones
sin fines lucrativos”, se enriquecen cada vez más, en detrimento de la masa
popular, verdadera mantenedora del fútbol
mundial.
Por todo ello, en Bolivia, debemos esperar que el
nuevo Ministerio de los Deportes actúe en consecuencia, si es que deseamos,
verdaderamente, participar de una fiesta mundial, a la que estamos tristemente
acostumbrados a ver por televisión. Y así mismo, ven por televisión, los que
tienen condiciones económicas para ello, o sea, el 2% de los casi 11 millones
de bolivianos.
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