El Palmeiras de São Paulo, Brasil, tuvo un equipazo en la década del ´60, lo que
le valió la calificación de “Academia”, como el Racing, de Argentina y el
Bolívar, de Bolivia.
Ese equipo jugaba alrededor de Ademir da Guia, un volante
talentoso que parecía tener amores permanentes con el balón.
Pero, el verdadero comandante estaba al borde del
campo de juego, gesticulando como si una batuta tuviera en las manos y gritando
en un verdadero “portuñol”, lenguaje que todos sus comandados le entendían. Era
Filpo Nuñez, entrenador argentino, que montó un equipo, único, con capacidad de
enfrentar, de igual a igual, al Santos de Pelé.
Tan competente era el equipo, que en 1965 la entonces
Confederación Brasileña de los Deportes (CBD) invitó al Palmeiras y toda su
comisión técnica, para que represente a la selección brasileña en juego
amistoso contra Uruguay (3 x 0), en la inauguración del estadio Mineirão, en
Belo Horizonte. El argentino Filpo Nuñez se convirtió entonces en el segundo
argentino a dirigir a la selección brasileña (el otro fue Jorge Gomes de Lima, más conocido como Joreca, que entrenaba al São Paulo, en
1944).
Años después, llegó Mardurga, volante argentino, para
vestir la camisa 10 del Verdão y que también ganó a la torcida palmeirense.
Gareca, 49 años después, intentará repetir el exito de Filpo Nuñez en el Palmeiras. |
Ahora, un nuevo argentino fue llamado para colocar
orden en la casa del Palmeiras: Ricardo Gareca (ex Vélez Sarsfield), que firmó
con un atractivo sueldo de 90 mil dólares mensuales.
Será preciso que la torcida del “porco” (uno de los
apodos del Palmeiras) tenga mucha paciencia, porque nuevos aires deberán
circular por el antiguo Parque Antártica, que se transformó en el modernísimo Alians Arena.
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