Peligrosamente,
desde el inicio, Bolívar dejó que León llegue, cambiando pases, hasta la línea
de entrada del área penal.
No había marca
en el medio sector.
Bolívar llegó a
molestar muy poco, con excepción de un córner a los 10 minutos. Casi nada.
La postura de
Bolívar era una invitación a que Los mexicanos abrieran el marcador. Y no
demoró a los 11 minutos, gol que el árbitro anuló por posición irregular.
Y no había
otra, Flores, el sheriff del medio sector bolivarista comenzó a mostrar su
repertorio y con apenas 15 minutos, fue agraciado con la tarjeta amarilla.
El arquero Quiñones,
como en partidos anteriores, comenzaba a destacarse, lo que denotaba la difícil
situación de Bolívar.
Situación que
podía haber entrado en crisis, a los 18 minutos, no fuese la brillante
intervención del cuida palos boliviano.
El único argumento
bolivarista era rechazar, rechazar de cualquier manera el esférico.
En uno de esos
rechazos, a los 25 minutos, Bolívar consiguió un tiro libre, peligroso, que
Ferreira se encargó de desperdiciar y el balón se fue al córner que, una vez
cobrado, ante falla del arquero mexicano, Bolívar perdió la mejor oportunidad
del primer tiempo; corrían 27 minutos.
A los 35 minutos,
León tuvo a su cargo el desperdicio, lanzando por encima de la barrera un balón
proveniente de tiro libre, en la entrada del área grande bolivarista.
A esa altura, obvio que los mexicanos
comenzaron a preocuparse, pero no precisamente porque Bolívar significase algún
peligro, más bien, por la falta de goles, pese a su dominio.
A esa altura, minutos
antes de finalizar el primer tiempo, ya no había duda que Bolívar viajó a Norteamérica
para defenderse, bien al estilo de Azkargorta.
¿Lizio? ¿Ferreira? ¿El ataque de Bolívar? Hasta
ahora los estoy buscando.
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