Segundo tiempo,
Flamengo volvió decidido a recuperar el
marcador.
Mejor para Bolívar que
encontró mejores espacios para atacar y contra atacar.
Con ello, Arrascaita
aprovechó muy bien una jugada en velocidad, pero Callejón desperdició una
excelente oportunidad para aumentar el marcador a los 60 minutos.
La victoria era
necesaria para ambos y eso se notaba por la búsqueda incesante del arco rival,
por parte de ambos equipos.
Y llegaban los 70
minutos; los 70 fatídicos minutos que denotan el declino físico de todos los
equipos bolivianos, inclusive de la selección en competencias internacionales.
Con ello, el fútbol
brasileño aparecía, ese fútbol hecho en base a la paciencia y toque de bola.
Pero Bolívar respondía,
y lo hacía con peligro.
Para darle más físico a
Bolívar, frenar el ímpetu flamenguista e intentar mayor toque y retención de balón en el medio sector, Azkargorta colocó a volante
Arrascaita, primero, y a Justiniano y Lizio, posteriormente. Consiguió.
Y permaneció en el
ataque, pero recibiendo respuesta.
Al final, Bolívar buscó
y encontró merecidamente la victoria; podía haber sido por un margen mayor,
pero pecó en las finalizaciones.
Flamengo, como todo
equipo brasileño que viene a La Paz, comenzó dando ventaja, ventaja psicológica
debido a un viejo trauma: la altura.
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