En la campaña de Adidas, las curvas femeninas ocupan el espacio que debería pertenecer al balón de fútbol. |
Es sabido que en todo y cualquier evento deportivo
internacional, el país sede es albo de especulaciones provenientes de dentro y fuera
del país.
Brasil viene realizando una campaña nacional e
internacional, desde hace mucho tiempo, en el sentido de impedir que agencias
internacionales usen la imagen de la mujer brasileña, como atractivo para
vender paquetes turísticos durante todo el año.
Para la Copa del Mundo, que en menos de 100 días va a
comenzar, los brasileños enlazan verdaderas batallas, sobre todo fuera de sus
fronteras, para evitar que la imagen del “país del fútbol’ sea cambiada por la
de “el país del sexo”.
Para ello se invirtieron millones de dólares, vía
Embratur, empresa que desea enlazar la Copa del Mundo con la industria del
Turismo.
Pero bueno, la FIFA, dueña del torneo mundial, lo
puede todo, hasta poner al suelo los esfuerzos brasileños para acabar con el desrespeto
a la mujer brasileña.
Grandes sumas de dinero pagan los sponsors de la Copa
Mundial de Fútbol a la FIFA, pero, a
cambio, exigen retornos financieros y exclusividad para vender su imagen y sus
productos, ante lo que la entidad mayor del fútbol mundial, nada puede hacer. En
una especie de prostitución económica.
En el uso de esas atribuciones, la multinacional Adidas,
mandó a confeccionar material promocional del evento mundial que, en tesis, sería parte de una campaña dirigida para el público norteamericano.
Lo cierto es que como marca mundial, los productos de la campaña repercutieron en el mundo todo, lo que se configuró en atentado contra la el Brasil y la mujer brasileña.
En fin, el poder de la FIFA y sus sponsors lo puede
todo.
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