El fútbol es, hoy, la
actividad humana que más integra, si tomamos en cuenta que seres humanos
disputan, deportivamente, la posibilidad de alcanzar, en primer lugar, un
objetivo.
Pero, para ello, es
necesario, primero, participar, competir; y, aún, para tener posibilidad de
competir y participar, se hace necesario prepararse mental, física y
técnicamente.
Sin embargo, cada país
tiene su propia forma de preparación, que atiende generalmente a sus condiciones
sociales económicas e históricas, consecuentemente a su propia “cultura
futbolística”.
Y estoy convencido de que
el atraso del fútbol boliviano se debe a una cultura futbolística inadecuada,
incorrecta y anacrónica, porque, si tomamos en cuenta que cultura “es el
conjunto de estímulos ambientales que generan una socialización de los
individuos en el curso de su desarrollo” y, aún, “es un elemento que conforma
los procesos sociales e integra a las sociedades” (Touraine, 1969), vamos a
llegar a la conclusión de que la frase del título de este comentario, repetida
hasta el cansancio por futbolistas y periodistas, con referencia al próximo clásico entre The Strongest y Bolívar, está totalmente errada en su concepto, por
lo tanto en su práctica.
Es simple: para ganar,
hay que jugar, y, para jugar, hay que prepararse.
Pero en nuestro medio, la
frase cliché del título parece verdadera y absoluta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario