Wilstermann de Cochabamba jugó mejor que Bolívar y festejó en el estadio Hernando Siles de La Paz. |
Después de lo que vi ayer domingo en el estadio Hernando Siles, no me
sorprende que el equipo de Wilstermann de Cochabamba esté ocupando el primer
lugar del torneo Clausura de la Liga del Fútbol Profesional Boliviana, con 33
puntos.
Su presa de la fecha fue Bolívar, que demostró el por qué apenas tiene
17 unidades y está residiendo en el lugar número 9, entre los 12 posibles.
Wilstermann es un equipo muy equilibrado en sus tres líneas y la pose de
balón es equitativamente dividido entre ellas, en el sentido vertical, siempre
rumbo al arco contrario, aunque para ello tenga que circular algunas veces por
las bandas, a procura de espacios.
Para realizar sus jugadas, el equipo rojo se importa mucho con la
recuperación del balón y lo hace de una forma contundente, por arriba y por
abajo.
Esa forma de jugar fue la que molestó a Bolívar, que no tuvo oportunidad
de subvertir la disciplina táctica del equipo cochabambino.
De ahí, fue un pasó para el descontrol celeste.
Descontrol táctico y, peor, descontrol emocional. Tres jugadores (Flores, Bejarano y Eguino) expulsados fue poco.
Los dos goles del equipo de Zamora (Diaz, 55´, y Morales, 93´), fueron producto de la suma de esos
dos factores negativos del equipo de Insúa.
Se nota que Wilstermann es puntero porque su ambiente exhala unión,
mientras que, todo lo contrario, Bolívar es un elenco formado por varios
grupos, divididos y desencontrados, como sus tres sectores en cancha.
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