El
presidente de la FIFA Gianni Infantino llegó, fue festejado, jugó un partidito de fútbol,
fue condecorado y, listo, se fue.
Ah,
pero nos dejó algo:
1.
Lograr la unión institucional;
2.
Trabajar en las bases del balompié mediante
el sector amateur;
3.
No perder tiempo en las refacciones del CAR de
Vinto;
4.
Establecer una nueva Ley del Deporte que
“respete” y sea compatible con la esencia de la FIFA.
Esas
son las cuatro recomendaciones que hizo Infantino a tiempo de partir, después de
su visita de dos días a territorio boliviano.
Debía
darnos vergüenza oír esas recomendaciones que son tan básicas, como aprender a
leer.
Apenas
el cuarto punto merecería una discusión más profunda, porque, creo, ninguna
institución internacional, puede exigir que un país se someta a su “esencia”.
Al contrario.
Pero,
sumisos como siempre, nadie tuvo coraje de cuestionarle.
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