Como Chumacero, los jugadores de The Strongest solo fueron alma, vida y corazón. Les faltó fútbol. |
Dentro del campo de juego, los futbolistas de The Strongest, frente al
Sao Paulo, procuraron los dos goles que les daría la clasificación, no hay que
negar.
Procuraron de todas las formas; dominaron el partido, tuvieron la pose
balón, atacaron, en fin, buscaron la victoria. Y no la consiguieron.
¿Qué pasó?
Pasó que al frente tuvieron a un equipo que sí, sabía lo que quería, el
Sao Paulo.
Bauza, su entrenador, colocó en la cancha a 11 jugadores que le
responderían a su planificación para las circunstancias. Y algunos de ellos no
eran titulares.
Mientras el equipo de The Strongest era, todo alma, vida y corazón, el onceno
de Sao Paulo era razón. Razón para marcar disciplinadamente y hasta para ganar o perder tiempo. Y razón para buscar y
conseguir los balones parados, como alternativa para llegar al gol. Y así fue.
Después del empate en el primer tiempo, cuando los dos goles ya habían
sido marcados (Ernesto Cristaldo, a los 28´, y Jonathan Calleri, a los 43´), el
entrenador argentino, Bauza, del equipo
brasileño, a los 65´, sacó la carta que tenía guardada: Paulo Henrique Ganso, quien
se encargó de dar el ritmo a un partido en el que el tiempo era un factor a
considerar.
El equipo de The Strongest era siempre para adelante, pero en los moldes
de una gran manifestación callejera, que se sale del control de sus cabecillas.
Perdió el rumbo.
Los pelotazos y cruces rumbo al área grande saopaulina, eran los únicos
argumentos. Muy poco.
Y perdió la clasificación por falta de planificación de organización,
dentro y fuera de la cancha.
Porque los dirigentes llegaron al absurdo de permitir que una persona
que llegó 24 horas antes al país, el entrenador César Farías, entre a la cancha
para dirigir a un equipo cuyo elenco no conoce. Porque para conocer a un
jugador no es suficiente saber que él es zurdo o diestro, o que cabecea bien y
tiene una buena impulsión, es mucho más que eso. El jugador de fútbol es una
persona con carácter y comportamiento. Y a esa persona se la conoce a través
del tiempo, de los entrenamientos, de la convivencia.
Por todo ello, The Strongest, al igual que Bolívar, no merecía estar
entre los mejores 16 equipos del torneo, porque para eso, es necesario ser una
institución profesional.
Y está por demás demostrado que en Bolivia las instituciones
futbolísticas están profesionales, no son profesionales. Dos verbos
completamente distintos.
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