El colombiano Roger Martinez entro y le dió la clasificación al Racing, eliminando a Bolívar. |
Los equipos del exterior que
vienen a jugar a La Paz, inclusive selecciones, usan el mismo argumento: marcar
bien en el medio sector, recuperar el balón y conducirlo hasta llegar lo más
cerca posible del área grande local y buscar la falta.
¿El motivo? El balón parado.
Bolívar cayó en esa armadilla,
frente a Boca Jrs. y volvió a caer frente a Racing anoche, cuando, después de
otro empate, 1 X 1, quedó eliminado de la Copa Libertadores de América.
Esta vez, quién se encargó
de hacer la falta innecesaria fue Cardozo.
Poco antes, Arrascaita ya
había ganado la tarjeta amarilla por una falta superflua en la línea divisoria
del campo de juego.
Marcar no es lo mismo que
destruir el fútbol a cualquier costo. No significa agredir.
Y la infelicidad de Cardozo
aconteció exactamente cuando Bolívar buscaba el segundo gol, el de la
clasificación, ya que se lanzó al ataque en bloque, con el ingreso de Arce y
Callejón, y pese a la salida inexplicable de Saavedra, el hombre con más
llegada del primer tiempo.
Después de un buen cruce de Callejón, Cellerino había marcado el 1 x 0, un golazo, a los 68 minutos.
La propuesta del entrenador Rubén
Darío Insúa fue interesante; él quería a un Bolívar ofensivo, pues colocó dos
delanteros físicamente fuertes y cabeceadores, Borghello y Cellerino; puso a
Flores como zaguero central que, con la ayuda de Danny Bejarano, cubriría los
espacios y permitiría la subida de Eguino y Cabrera con el objetivo de ayudar
en los balones aéreos, balones provenientes del apoyo y lanzamientos por arriba,
de los laterales volantes Saavedra y Capdevilla, y apoyados en ese cometido por
Arrascaita y Cardozo en permanente movimiento.
La idea era buena, pero muy mecánica
y repetitiva, sin otras alternativas, lo que facilitó el trabajo defensivo del
Racing, cuyo entrenador, Facundo Sava, paró bien su equipo en la intermediaria
y en la defensa, pero sin descuidar las posibilidades de buscar los balones
parados.
Para ello, el ingreso del
colombiano Roger Martínez fue primordial, porque su cometido era esconder el
balón y buscar que le hagan falta lo más próximo al área grande. Así fue: tomó
la falta de Cardozo y se corrió al área chica para marcar el gol de la
clasificación, contando con la colaboración del arquero Quiñones.
Bolívar fue eliminado de la
Copa Libertadores porque perdió cuatro puntos como local, producto de dos faltas
sin fundamento, frente a Boca y Racing.
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