Helmut Gutierrez, recibe el abrazo agradecido de sus compañeros. |
Fue un partido donde los jugadores fueron realmente protagonistas.
Por un lado, más cancheros, los de Sport Boys, no solamente no se
dejaron influenciar negativamente con el resultado adverso con el que se fueron
al descanso, gol de Chumacero, a los 39´, como volvieron para el segundo
sabiendo que daba lo mismo perder por uno o más goles.
Por otro lado, confiados, los de The Strongest volvieron del descanso
pareciera con el único intuito de garantizar la ventaja mínima, cedieron la
iniciativa al adversario, olvidándose que eran locales y que les correspondía
dictar el ritmo. Ritmo ofensivo, claro.
Ahí apareció el pulmón de Helmut Gutierrez, el volante, cuya marca y
capacidad física para ir al ataque no solo contagió a sus compañeros, como fue
decisiva para decidir el compromiso, marcando los dos goles victoriosos, a los
52´y 61´.
Sport Boys fue más consecuente y supo percibir lo que sucedía dentro de
la cancha; interpretó y utilizó mejor el libreto; sobretodo, captó que la disminución
anímica del adversario era proporcional al paso del tiempo.
Pareciera que en el Sport Boys, institucionalmente, cada sector está
contribuyendo para el éxito, cumpliendo su responsabilidad: los dirigentes planificando
y pagando sueldos puntualmente, el cuerpo técnico entrenando y cuidando la
unión del grupo, y los jugadores, obvio, tranquilos, disputando cada minuto de
los partidos como si fuesen decisivos. Y lo son.
Con esos componentes, se vive un ambiente de campeón en el equipo de
Warnes.
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