No creo que los dirigentes de fútbol deban administrar los clubes para
agradar a la hinchada o a los comentaristas deportivos, periodistas o no.
Dirigentes deben ser, sobre todo, gestores.
Y los gestores tienen como objetivo principal la planificación futura, a
partir de la inmediata.
Me imagino, o por lo menos creo así debe ser, los dirigentes de equipos
bolivianos clasificados a la Copa Libertadores de América, que comenzará en
poco más de un mes, hayan planificado esa participación hace mucho
tiempo, pues en el fútbol boliviano se sabe de esa participación con más de un
año de antecedencia.
Siguiendo esa lógica, creo ser la peor opción pensar en un cambio de
entrenador.
En el fútbol, cambiar de rumbo a medio de camino, cuando el objetivo
principal ya está vislumbrado, es reconocer la poca capacidad para ser
dirigente.
Cambiar de entrenador a esta altura, será recomenzar todo, sabiendo que los adversarios ya pasaron la mitad del
percurso.
Si los dirigentes de Bolívar cambian de entrenador, estarán absorbiendo la perspectiva del fracaso.
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