Pupilo del brasileño Havelange hace 40 años, Blatter comandó, por 17, una estructura que comienza a caer.
Joseph Blatter renunció.
Y
no lo hizo por defender a la entidad, la FIFA, que dice amar.
|
Renunció para salvar su
propio pellejo y para intentar mantener la misma estructura que desde la era
Havelange mantiene a la FIFA bajo estricto control, en todo el mundo.
Siempre hemos afirmado que la FIFA y las confederaciones y asociaciones afiliadas,
tienen la misma forma de ser, es una cuestión estructural, hasta hace una
semana difícil de ser demolida.
Los hombres escogidos para
dirigir toda esa estructura, en los diferentes países asociados, tienen el
mismo origen y son milimétricamente preparados para mantener objetivos y
secretos, y asumir cargos de confianza. A cambio de regios favores, económicos,
claro.
En Sudamérica, los dueños y
jefes millonarios del fútbol que están por encima de otros de menor rango, apellidan
Havelange, Teixeira, Marín, Polo del Nero (brasileños), Figueredo (uruguayo),
Leoz (paraguayo), Grondona (argentino), etc., que, aún fallecidos, como éste
último, mantienen una estructura bandida, apoyados por empresarios de la
comunicación y políticos, cuyas ganancias no son menores que la de los capos.
Con la renuncia de Blatter,
pierden todos esos individuos que en las últimas 4 décadas tuvieron una vida
holgada, llena de riquezas y poder y que lo apoyaron en la última elección,
hace una semana.
Pierden también
patrocinadores sin el menor escrúpulo y aliados fieles de los cabecillas.
Y pierde el periodismo
servil. Pierden los periodistas deportivos que mantienen conflicto de intereses
entre información y negocio.
El único que gana es el
fútbol, por vislumbrar, al menos, esperanza de cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario