Futbolistas bolivianos conmemorando la victoria frente a Ecuador. Espero ver esta escena más a menudo. |
Perdura cuatro días lo que parece ser la mayor fiesta del fútbol
boliviano en los últimos años: vencer a Ecuador, por 3 a 2.
Todo bien, los triunfos son para conmemorarlos.
Que conmemore la hinchada boliviana, tan carente de alegrías deportivas, ella merece.
Personalmente, a no ser por el hecho
de haberse vencido 18 años de tabú, tiempo que no ganábamos un partido en una
Copa América, no tengo nada para conmemorar. Fue una victoria más, obligación
de todo deportista.
Las circunstancias en el primer tiempo del partido frente a Ecuador,
fueron favorables a la selección boliviana y los jugadores nacionales tuvieron
el mérito de aprovechar las fallas adversarias y marcar tres goles, en cuatro
veces que llegaron al arco contrario.
Eso en el primer tiempo. ¿Y en el segundo?
Bueno, en el segundo periodo volvimos a ser lo que somos: Sin ninguna
fuerza para tomar el balón del rival y mucho menos para atacar.
La jugada previa al primer gol ecuatoriano, reflejaba exactamente lo que
nuestros jugadores estaban pasando y pensando: El internacional Marcelo Martins
Moreno, el más renombrado futbolista boliviano, el más caro, el millonario, el
más experimentado, era prisionero de los nervios y la inseguridad, entregando
el balón para que el adversario inicie la jugada de gol.
Después de los cambios realizados por el entrenador Soria, el equipo terminó jugando con dos líneas de cinco, al
borde del área grande defensiva, soportando el asedio del adversario, rogando
que el reloj apresure su andar.
Está bien, la hinchada tiene todo el derecho de conmemorar.
Pero yo, personalmente, estuve trabajando; si quisiera tener el mismo
comportamiento de un hincha, compro mi entrada y voy a hinchar.
Como periodista, continuo aguardando que el fútbol boliviano tenga
participaciones internacionales con mejoras sostenibles y permanentes.
Espero que mañana, frente a Chile, la selección boliviana comience a
demostrar que realmente el fútbol nacional está experimentando esos cambios, y
confirme que la “Era Soria” realmente vino para quedarse.
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