La realidad del fútbol boliviano está reflejada en la selección que
acaba de ser eliminada de la Copa América. Nuestras carencias físicas y de
habilidades, no consiguen sostener los mínimos intentos de aplicación táctica.
La derrota última frente a la selección del Perú (1 x 3), nos demuestra,
por ejemplo, que la única posición donde había cierto equilibrio futbolístico
entre los dos equipos, era en el ataque, con dos centros delanteros goleadores
y famosos: Marcelo Martins Moreno y Pablo Guerrero, respectivamente.
La diferencia es que durante el partido, para el peruano llegaron muchos
balones y para el boliviano, ninguno.
¿Y por qué pasó eso¿ Porque en la selección boliviana hubo falta de
fuerza para la marca y ausencia de habilidades colectivas e individuales para la creatividad y el apoyo
al ataque.
Y eso no es culpa del entrenador Mauricio Soria; el desencuentro entre
las tres líneas, es un problema de todos los equipos del fútbol boliviano
actual. Y se refleja en la selección.
Si tomamos en cuenta el poquísimo tiempo que tuvo para entrenar, se debe
reconocer que Soria hasta demostró trabajo e hizo algunas propuestas,
intentando montar un equipo con mayor capacidad de defensa y ataque.
Por eso, no me atrevo a criticar al entrenador boliviano por el hecho de
haber cambiado el esquema de juego entre un partido y otro. No soy quién para
prohibirle de trabajar en libertad y coartarle su capacidad de tener ideas y
conceptos tácticos.
Rescato lo enseñado por el maestro Tostão que escribe: “El buen
entrenador no es aquél que hace muchos o pocos cambios, es el que cambia en el
momento preciso”.
Por ejemplo, al proponer un esquema 5-4-1 - para enfrentar a
Perú, el entrenador nacional quiso dar consistencia defensiva y al mismo
tiempo, recuperando el balón, tener mayor libertad de apoyo a los laterales
Hurtado y Morales, que habían jugado muy presos en los dos juegos anteriores,
garantizando para ello la cobertura con un zaguero más y con la presencia de
dos volantes de contención. Y de cierta forma funcionó, porque Morales apareció
más en el apoyo, pero no lo necesario.
Con el ingreso de Lizio y Escobar en el segundo tiempo, jugadores con
mayor talento para el apoyo y ataque, el sistema propuesto por Soria funcionó
mejor, porque le dieron mayor poder ofensivo al equipo, haciendo con que las
acciones en el medio sector sean de cierta forma equiparadas. Mérito del
entrenador.
Por todo eso, creo que de los tres partidos en la Copa América, el que
mejor Bolivia jugó, fue contra Perú.
Si esos cambios de jugadores y dibujos tácticos no dieron buen resultado
en el score final, se debe a la falta de elemento humano en el país, que viene
desde algunos años.
Debemos recordar que los tres goles de Perú, salieron de fallas
defensivas, debido a dos carencias de formación, propias del fútbol nacional, y
no precisamente de ésta selección: falta de físico para realizar a contento el
concepto de marca y ausencia de habilidades individuales para atacar.
La primera carencia está demostrada en el hecho de que en los torneos
locales del fútbol boliviano se deje levantar el balón rumbo al área grande con
tal facilidad, que la cantidad de goles producidos por esa jugada, es
alarmante; al mismo tiempo, que frente a jugadores adversarios, veloces y
habilidosos, se dan espacios en la media cancha, sobrecargando el trabajo de la
defensa.
Los dos primeros tantos de Perú, estampados por Guerrero, fueron
producto de esas fallas.
La segunda carencia es no saber valorizar la pose del balón, con intercambio
de pases y movilidad permanente, para inducir el error adversario y/o encarar
al marcador, individualmente, para dar asistencia y servir al ataque.
Por lo tanto, el problema actual del fútbol boliviano, resumido en la
selección nacional, no es precisamente de entrenador, es, básicamente, de falta
de formación de futbolistas con capacidad física y habilidades naturales para
ser entrenadas.
Culpar al entrenador Mauricio Soria por todo lo errado en la selección
nacional de fútbol, sería incorrecto
Basta de inmediatismos, porque una victoria o varias derrotas no
cambiará nada.
El problema, lo repito, es cultural.
A propósito, aún espero la nueva Ley el Deporte Boliviano.