En el fútbol y cualquier otro deporte, Selección es donde se encuentran
los mejores.
Los mejores por sus habilidades, su técnica, pero, sobre todo, por los
resultados.
En Bolivia, que ocupa el último lugar en el ranking FIFA entre los
países sudamericanos, esa lógica no es tal.
Primero, que la persona que debe indicar al entrenador encargado de seleccionar
a los mejores, no es la mejor para ocupar el cargo.
En consecuencia, el entrenador que obtuvo los mejores resultados en el
fútbol boliviano, en los últimos años, no es el
nombrado.
Pero, lo irónico, es que en Bolivia seleccionar a los mejores es lo más fácil,
pues no hay muchas alternativas para escoger, tal es la falta de futbolistas en
destaque.
Cualquier persona que acompaña medianamente el fútbol boliviano, puede
formar la selección boliviana.
Entonces, de lo que se trata es de escoger a un entrenador que con los
mismos ingredientes, tenga la capacidad de armar un equipo que caiga en el
gusto de la hinchada.
Metaforizando, necesitamos un artista plástico que con las mismas tintas,
despierte nuestros sentimientos.
O de un cheff que con los mismos ingredientes, nos regale un equipo gustoso.
Concluyo entonces que el problema del fútbol boliviano es que tenemos en
el comando a una persona sin sentimiento y con pésimo gusto.
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