Todavía hay quien pierda su
tiempo en Bolivia,discutiendo sobre la carta de la Federación Boliviana de
Fútbol (FBF) a la FIFA y a la CONMEBOL, denunciando la “intervención” del
gobierno boliviano “en asuntos del fútbol”, debido a la aprensión de su
presidente Carlos Chávez y su secretario ejecutivo, Alberto Lozada.
Caramba, la justicia
norteamericana, con ayuda del FBI y de la policia suiza, detuvo y mantiene presos a dirigentes de la
FIFA, entre ellos su vicepresidente, Eugenio Figueredo, y la Federación
Norteamericana de Fútbol y Suiza, no sufrieron ninguna sanción.
La CONCACAF tuvo intervenidas
sus instalaciones en Miami, de donde se llevaron computadoras y documentos, y
tiene a su presidente también detenido en Suiza, y el fútbol estadounidense no
sufrió sanción alguna.
La CONMEBOL tuvo decretada
la prisión de sus dirigentes, y su ex presidente Nicolás Leoz tuvo prisión
decretada en Paraguay, así como su sede perdió el status de “embajada”, y el
futbol paraguayo no tuvo penalidad alguna.
Frente a todos esos
antecedentes, ¿por qué el fútbol boliviano sufriría castigo alguno, frente a la
aprensión e investigación de sus dirigentes?
La FIFA, la CONMEBOL y
demás entidades del fútbol mundial, no tienen, hoy, ninguna autoridad moral ni
física para emitir pareceres de castigo o suspensión a ningún país afiliado.
Para volver a tener algo de
autoridad en el fútbol mundial, deberán esperar el Congreso del 26 de febrero
de 2016, fecha en que podrá nacer una nueva FIFA.
Debemos convencernos de que
están comenzando otros tiempos en el fútbol mundial y que acabó el poder
absoluto de los que se escudaban en la FIFA para saberse y creerse intocables.
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