EN BRASIL, MERCELO MARTINS MORENO, ES BOLIVIA
Quién se gana la vida con esfuerzo, trabajando y haciendo
lo que le gusta, es un bendecido. Es para pocos.
Marcelo Martins Moreno es uno de esos pocos.
Pero, ojo, la bendición no garantiza la victoria, al
contrario, exige más dedicación.
Dedicación que adquiere contornos más meritorios
cuando la compensación llega lejos de la tierra que nos vio nascer.
En un país tan
competitivo deportivamente, conquistar un espacio en el fútbol es muy difícil,
casi imposible.
Marcelo consiguió su espacio con humildad y sacrificio
y, con ello, conquistó a la afición del Cruzeiro, una de las mayores del
balompié brasileño.
Ver a un boliviano entrar al Mineirão para el clásico
frente al Santos, en pleno domingo, encabezando a sus compañeros brasileños, luciendo el cintillo
de capitán, tiene un significado ciertamente igual o mayor que todo el fútbol
boliviano del momento y sus parcas victorias.
El brazo izquierdo de Marcelo Martins Moreno me hizo más boliviano que nunca.
Me sentí, realmente, representado.
Solo quién ya fue futbolista sabe el significado de
ese sentimiento.
Y la emoción es aún mayor para quien trabaja escribiendo, críticamente, todos los días, sobre las cosas del fútbol.
Si de algo se habla en Brasil sobre Bolivia, hoy, ese algo no se refiere al gas, al presidente indígena, a sus opositores k´aras, a los
que piden refugio, a los bolivianos inmigrantes explotados.
En Brasil se habla hoy, sobre el boliviano Marcelo
Martins Moreno.
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