lunes, 25 de agosto de 2014

BASTA DE CARLOS CHÁVEZ


HAY QUE DAR UN BASTA A LA SINVERGUENZURA

Solo la presión popular y gubernamental podrán hacer algo por el fútbol boliviano.

Porque los que viven del fútbol y no desean largar la fuente de los deseos, ya dieron el primer paso para quedarse por otros cuatro años al mando del balompié, al reelegir hasta 2018 al actual presidente de la ANF – Asociación Nacional de Fútbol.

O sea, con esa reelección, los dirigentes de las asociaciones demostraron que forman parte de un clan que tiene un plan mayor: dejar a los clubes más pobres y quedarse ellos más ricos.

El próximo paso, es reelegir a Carlos Chávez en la presidencia de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), en los primeros días del próximo mes de septiembre.

Esa es la orden que viene desde la Conmebol e, indirectamente, de la Fifa, dos entidades matrices de una familia internacional.

De lo que se trata, es de moralizar el fútbol boliviano, como primer paso para salir del fondo del pozo.

Ese grupo tiene aún extendidos sus tentáculos en la Liga del Fútbol Profesional Boliviano y en la propia Fabol – Futbolistas Agremiados de Bolivia, que recientemente firmaron un acuerdo en el que por medio estaba la venta de los derechos de televisación de los partidos de equipos de la Liga (por 8 millones de dólares) hasta 2020, acuerdo al que no entraron Bolívar, Wilstermann y Oriente Petrolero, coincidentemente, desafectos de Carlos Chávez, pero muy amigos de Eugenio Figueredo, ex presidente de la Conmebol y actual vice presidente de la Fifa.

Para su reelección Chávez tiene carta, o, mejor, chequera abierta, garantizada por la Conmebol. Exactamente como, antes, otro boliviano, Romer Osuna, ex tesorero de la entidad mayor del fútbol sudamericano.  

Muchos se preguntarán, ¿Por qué los bolivianos siempre son tesoreros de la Conmebol¿
La respuesta es simple, el fútbol boliviano es barato y sus dirigentes fácilmente manipulables y serviles, a costo muy bajo.

Si el gobierno, la hinchada del fútbol y el periodismo deportivo bolivianos son sinceros en su discurso de querer “cambiar las estructuras del fútbol boliviano”, van a presionar contra la reelección de Chávez; si no, paren con la demagogia y formen parte del clan. 

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