Mauricio Soria y Julio César Baldivieso, buenos como jugadores y entrenadores, pero... |
CUANDO LA HUMILDAD SE HACE NECESARIA
Escribo antes mismo de que se juegue el partido entre
Blooming x Petrolero en Santa Cruz de la Sierra, esta noche, por el torneo
Apertura de la Liga.
Partido ese que, personalmente, espero con curiosidad,
pues me encuentro interesado en el trabajo de Mauricio Soria, el cochabambino
entrenador del equipo cruceño.
Él forma parte de un dúo de entrenadores a los cuales
les gusta estar en evidencia y tienen un especial apego a los medios
periodísticos.
Al lado de otro cochabambino, Julio César Baldivieso,
Soria acostumbra escoger sectores en quien apoyar sus triunfos y fracasos.
Y generalmente, cuando los árbitros no son el blanco
de sus críticas, el periodismo deportivo o los dirigentes, son el albo de sus
dardos.
A sus jugadores les economizan las críticas públicas, porque saben que precisan de ellos.
Ambos son mediáticos, sin ser necesariamente buena noticia.
Coincidentemente, a los dos, que saben del oficio, les
va mejor cuando trabajan ahorrando palabras y sin procurar las cámaras.
En ese sentido, bien comportado, Soria está armando un
Blooming competitivo, solo espero que no sea apenas un espejismo.
Por su lado, Baldivieso, que tiene en manos a un buen
elenco y hasta ahora está sabiendo utilizarlo, su éxito será proporcional al
fin de un ambiente tenso por él creado en el episodio Beródia y, sobretodo, hacer
olvidar a los orureños del San José, su comportamiento poco ético, al irse llevando
en su equipaje a elementos que formaban parte importante del equipo santo.
Los dos entrenadores cochabambinos demostraron dentro
y fuera de las canchas su valor, como jugadores y entrenadores, pero les falta
convencerse que los actores principales, las estrellas, son, ahora, los que dan
espectáculo, o sea, los jugadores.
A los que dirigen y preparan el espectáculo, a los entrenadores,
les toca estar detrás de las cortinas, es mejor.
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