sábado, 9 de agosto de 2014

EL FÚTBOL Y EL FOLKLORE SON LAS ÚNICAS ACTIVIDADES QUE UNEN A LOS BOLIVIANOS


UNA GRAN VERDAD

El torneo Apertura de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano va a comenzar.

Es un torneo que desnuda la pobreza del fútbol nacional y el saqueo de los pocos recursos que la modalidad dispone para su existencia.

¿De qué viven los clubes? sería la pregunta más sensata.

Y la respuesta es fácil:

1.    De las recaudaciones por partido.
2.    Premios de la Conmebol por participación en las copas Libertadores de América y Sudamericana.

Y listo, no hay más ingresos.

Ahí, aparece lo que sería, y en muchos casos es, la salvación: los derechos de televisación.

Derechos esos que son sagradamente pagados.

Pero más sagradas son las negociaciones que los presidentes de clubes, entiéndase Liga, respecto de valores y cómo y cuándo son pagados esos derechos.

Nadie sabe, nadie conoce, nadie investiga.

A esos millones de dólares todas las atenciones apuntan. Todos desean su tajadita.

Esos millones de dólares que son anticipadamente pagados por la empresa que monopoliza los derechos de transmisión, pero que nadie sabe bajo qué condiciones, si el sistema bancario entra en ese negocio y si el estado recibe los debidos impuestos por esa transacción comercial.

El fútbol boliviano, una actividad de interés público, escapó del control de la sociedad.

Es un verdadero Carnaval y una permanente fiesta callejera.

Donde se baila y chupa en nombre del fútbol, exactamente como lo hacen los bailarines, en nombre de la fe en un santo o virgen de turno.

Y empresas de comunicación financian esa fiesta sin control en el fútbol, como empresas cerveceras financian la fiesta sin control en las llamadas entradas folklóricas.

Y en ese lucrativo (para pocos) contexto, muchos medios de comunicación y sus comunicadores, a quienes, claro, también les llega su tajada por medio de la publicidad, exaltan que el fútbol y el folklore son las únicas actividades que unen a los bolivianos.

Vayan a mentir así a la PMQLP.

Finalmente, los sabuesos del fútbol desaparecen de los estadios después de firmados los contratos, así como los devotos desaparecen de la iglesia hasta el próximo preste.

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