Soria (izq.) debiera dar secuencia a los conceptos de Portugal. (Foto: Late!.Com) |
Una vez más, Marcelo Claure, propietario de Bolívar (o
de BAISA, que es la mismísima cosa) anuncia, soberanamente, una decisión, por el
Twitter, desde sus cómodos aposentos en los EEUU.
Esta vez, como si fuese una decisión unilateral,
insuperable, anuncia que “Miguel Ángel Portugal no será más el entrenador de
Bolívar. Vladimir Soria asume de forma interina la conducción del equipo”. Personalmente, creo que fue una decisión del entrenador español.
El episodio tiene un epílogo previsible, normal,
repetitivo, que no sorprende a nadie, por ser una práctica nefasta en el fútbol.
Sorpresa sería (y confirmaría que Claure no entiende realmente nada de fútbol)
no hacer efectiva la indicación para el cargo a Vladimir Soria, profesional
suficientemente preparado para la función, pues Bolívar tiene compromisos
internacionales en puerta.
Pero lo que interesa aquí es que Miguel Ángel Portugal
se va después de realizar, para mí, un buen trabajo en Bolívar con repercusión
nacional, porque todo lo que mueve las arenas de un fútbol acomodado y que vive
de apariencias como es el boliviano, debe ser siempre bienvenido.
En términos de conceptos, Portugal chocó al periodismo
deportivo cuando utilizó la palabra jerarquía al referirse que Bolívar necesitaba
de gente con mayor graduación.
Justo y pertinente apunte.
Hoy, todos los bolivaristas agradecen la llegada de
los jugadores españoles provenientes de un fútbol con mayor grado.
En términos de ideas tácticas (porque ideas son
conceptos), Portugal implementó la fórmula del cambio permanente de jugadores de
partido a partido, durante los torneos. Muchos en Bolivia aún permanecen chocados
con esa rotación, cuando en el fútbol moderno esa práctica es normal y
necesaria, no solo por cuestiones tácticas, como también físicas y mentales.
El cambio permanente de jugadores no solo es una
muestra de equilibrio técnico de los jugadores de un elenco, como es una forma
de mantener a un grupo psicológicamente unido, ya que permite evitar la lucha interna
de egos dentro de un mismo plantel. Nada mejor para un grupo de jugadores y
para un equipo saberse igual en derechos y obligaciones.
Lo peor para un equipo es que un jugador se sienta
inamovible, dueño absoluto de la posición, porque es el camino más recto a la
división interna del platel. Porque equipo, es sinónimo de unidad, de conjunto.
Por todo ello y por los seguidos contactos de Portugal
con la prensa en los últimos sesenta días, cosa inusual y motivo de reclamos de
los periodistas, creo que el entrenador español preparaba su salida hace algún tiempo.
Se fue como llegó, como un verdadero caballero, con
educación.
Personalmente, le agradezco porque nos dio la oportunidad
de salir un poco de la pereza y desidia en que se encuentra el fútbol
boliviano.
De ser confirmado en el cargo, espero que Vladimir Soria
tenga el respeto de parte de los dirigentes, de la hinchada y de los
periodistas, para que, con libertad, ponga en práctica sus conceptos, inclusive
lo aprendido con Portugal.
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