El ser humano, al servicio de las máquinas. |
Los antecedentes son los que
certifican si una persona o actividad es buena o mala para el interés público.
Por ello, simplemente por ello, el
Dakar no me simpatiza.
Su agresión al medio ambiente y las
muertes que constan en su historial, son cosas que no me agradan.
Por ello, periodística y profesionalmente,
siempre tuve dudas si el automovilismo y motociclismo deben ser considerados actividades deportivas.
Porque en mi entendimiento, deporte
es la competencia entre dos o más personas para alcanzar un determinado objetivo.
Y para llegar a ese objetivo se
pueden utilizar instrumentos que no sean motorizados. O sea, para ser deporte,
la competencia no puede depender si no y fundamentalmente, de la fuerza y
capacidad del ser humano.
El Dakar, la Fórmula 1 o cualquier
otra carrera automovilística, son competencias que dependen más de las máquinas
que del ser humano.
Específicamente, creo que el Dakar es una
competencia entre multinacionales fabricantes de automóviles, camiones, motos y otros,
y son las que, finalmente, se benefician con lucros exorbitantes, dándose,
inclusive, la libertad de cobrar mucho dinero de los gobiernos de países que
desean su paso por sus territorios.
No creo que el Dakar sea una buena y
correcta forma de divulgar el turismo y muchos menos la cultura de Bolivia.
Tengo fe en que el gobierno del
presidente Morales se dé cuenta de un equívoco que puede ser corregido en el
futuro.
En tiempo, nada contra la práctica
del automovilismo y equivalentes, desde que sea entendido como una “actividad
tuerca”.
Debe ser por algo que es una
actividad no tomada en cuenta por el Comité Olímpico Internacional.
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