Para sorpresa mía, espero que de muchos, el trabajo de los árbitros en los juegos de la Liga, este año, a mejorado.
Comienzo así, porque, creo, que la presencia del juez Wilson Estrada en el clásico del domingo en el que The Strongest venció a Bolívar, 3 x 2, confirma mi apreciación.
Durante mucho tiempo, hinchas, dirigentes, jugadores y periodistas (entre los que me incluyo) hemos venido criticando el bajo nivel del arbitraje boliviano.
Está en la hora de reconocer el buen trabajo (cuando existe) de los apitadores.
Al joven Estrada habría que felicitarle por su buena labor, pese a no tener experiencia en los partidos de la Liga.
A los jugadores de Bolívar, a su técnico y a algunos colegas periodistas deportivos les pregunto: ¿en dónde está escrito que un árbitro necesariamente tiene que “ser FIFA” para apitar un juego profesional?
Para mi concepto, el árbitro Estrada aplicó muy bien las 17 reglas del fútbol cuando fue necesario. Además, cosa que pocos árbitros lo hacen (inclusive en el exterior) acompañó siempre las jugadas, a los 10 metros prudentes como exige la cartilla arbitral.
Equivocaciones puede haber tenido (no hay perfecciones en el fútbol), pero no fueron determinantes para el resultado final.
Los dos penales fueron marcados correctamente por que Estrada los vio; dudo que se haya comportado de otra forma su hubiera visto esa irregularidad a favor de Bolívar.
En el segundo gol de The Strongest, en jugada previa, en el medio campo, Thiago Leitão fue acometido por falta, pero la jugada fue pegada a la banda y de espaldas para la juez asistente y para el propio árbitro.
La FIFA exige que el juez y sus asistentes, nunca, jamás, cobren jugadas sin ver o porque los jugadores lo piden, de lo contrario serían falsos. Y la falsedad, la mentira, el invento, son señales de mala fe.
Debemos terminar de una vez por todas con la cultura del reclamo en el fútbol boliviano, caso contrario, cuando los árbitros apliquen las normas a cabalidad, lo equipos no tendrán jugadores para acabar los encuentros.
Ejemplo claro de ello es el jugador Leonel Reyes, bueno cuando está con el balón en los pies, malo cuando está sin él. Parece que ya perdió la capacidad de marcar sin cometer falta y, peor, sin reclamar por todo y por nada.
Alguien tiene que conversar en la intimidad seriamente con Reyes (no veo otra persona que no sea su señor padre) para que cambie de comportamiento, porque podrá perjudicar su carrera futbolística que con tanto esfuerzo a conquistado.
Son lamentables las escenas que vemos a cada intermedio y final de los partidos de la Liga. Todos, incluyendo ayudantes de campo, masajistas, utileros, dirigentes y aguateros, se dan la libertad de acercarse al árbitro y decirle lo que bien entienden.
Creo que el entrenador Sandy, buen hombre, después de ver el partido más tranquilo por la TV, no debe haber dormido bien, arrepentido de haber deseado lo mismo para el árbitro.
La situación de Bolívar es lamentable, dentro y fuera del campo de juego, no por culpa del árbitro Estrada, la casa viene cayéndose desde el final del clausura de 2006.
Tengo absoluta certeza de que si el derrotado hubiera sido El Tigre, los reclamos serían los mismos.
Solo espero que Wilson Estrada tenga la misma personalidad que mostró en el clásico de domingo pasado para superar todas las presiones que, ciertamente, continuará sufriendo.
El arbitraje boliviano no puede perder una figura joven y con mucha personalidad.
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