Para ser contratado por el Corinthians, Juan Carlos Arce tuvo su vida averiguada previamente y para ello, empresarios de bares, taxistas e hinchas cambas, tuvieron mucha participación.
Arquero de buen nivel (fue suplente en la Copa del 70 en México y titular de la selección brasileña en la Copa del 74 de Alemania) y entrenador exigente, Emerson Leão (foto), hoy en el Atlético Mineiro de Belo Horizonte, Minas Gerais, fue el responsable por la contratación del boliviano Juan Carlos Arce que juega en el Corinthians de São Paulo.
Antes de ser contratado Arce estuvo a préstamo y a prueba por seis meses.
Leão cuenta hoy que esa es la política que implementa en todos los clubes por los que pasa.
“Un jugador se queda en mi equipo si en el tiempo de prueba aprueba”, explica el entrenador.
“No puedo hacer gastar dinero sin conocer la mercadería”, comenta.
Dijo que en el caso de Arce la cosa fue más profunda: “Mandé al preparador físico del Corinthians a Santa Cruz de la Sierra por una semana para que me traiga un informe no solo de lo que él vio, como también de lo que opinaban los dueños de bares, taxistas e hinchas de equipos adversarios”, dice.
“Para mí, la opinión de todos ellos cuenta”, concluye.
De acuerdo:
¿Quién mejor para saber si éste o aquél individuo es aficionado a la bebida? El dueño de bar.
¿Quién mejor para saber si éste o aquél hombre es amante de la noche? El taxista.
¿Quién mejor para opinar sobre el desempeño de un jugador dentro de la cancha? El hincha adversario.
Infalible.
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