El último cotejo amistoso entre Bolivia (0) y Brasil (4) no me llamó la mínima atención, no lo vi ni por televisión. Así que no lo comento.
Lo que sí me preocupa es que el jefe del Estado
Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, debido a su inmenso gusto por el
futbol, creo, pero por absoluta falta de asesoría, también creo, está
desgastando innecesariamente su imagen prestigiando con su presencia eventos
que bien podía evitarlos.
Irónicamente, las condecoraciones a Ronaldinho Gaúcho, antes,
y a Leonel Messi, después, arañaron la imagen del primer mandatario porque
simplemente no debían haber acontecido, pues ese tipo de distinciones son
obligación de entidades con representación continental como la ONU, OEA, UNICEF,
Unasur, ALBA, etc., etc. Ese accionar fue visto en el exterior como “folklórico”
y dentro del país como “populismo” y fuera de propósito porque, convengamos, la
imagen internacional de Evo Morales es mayor, hoy, que las de Messi y
Ronaldinho Gaúcho, juntos.
La última “metida de pata” del presidente
boliviano fue cuando asistió al encuentro en Santa Cruz de la Sierra, con Carlos Chávez y José
María Marín (segundo de la derecha en la foto, con su posible sucesor Marco Polo del Nero a la derecha), presidente de la Confederación Brasileña de
Futbol (CBF) hombre ligado a la dictadura militar brasileña y autor (de cierta
forma intelectual) de la tortura y muerte del periodista Vladimir Herzog, pues,
como entonces diputado pidió, en discurso, que el departamento de prensa la TV
Cultura – Canal 2 de São Paulo (de donde Herzog era jefe), sea investigado “pues
estaba plagado de comunistas”. Leer también en http://boliviafutbolclub.blogspot.com/2013/03/romario-como-en-el-futbol-muy-ofensivo.html
Pues
bien, por ese episodio y otros más, José María Marín es un hombre en
desgracia en Brasil y está con sus días contados como presidente del Comité Organizador Local (COL) de la Copa del Mundo Brasil 2014, bien como de presidente de la
CBF.
Bien que Evo Morales podía ser informado de los
antecedentes de las personas con las cuales comparte y se presta a imágenes que
lo podrían marcar a la posteridad como amigo de delatores de dictaduras
militares.
Por ello, la presidenta Dilma Roussef no
recibió hasta ahora a Marín y su séquito y ya dio señales de que lo peor para
el país sería que éste permanezca como portavoz y anfitrión principal de uno de
los mayores eventos deportivos organizados por Brasil.
Aquí entre nosotros don Evo, en el futbol a
veces es mejor dejar el estrellato para los jugadores y quedarnos simplemente
con nuestras atribuciones por más presidente o periodista que seamos.
Es texto fue publicado también en mi columna de
www.late.com.bo
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