¿Quién dice que en el fútbol no hay lógica?
Hay lógica sí y, por ella, el mejor siempre debiera ganar.
Y Argentina es el mejor equipo de la Copa América, lógico.
Es el mejor estructurado; el que llevó a sus máximas figuras al torneo; el que tiene jugadores fundamentales en las tres líneas, híbrido de garra y talento; el que tiene un entrenador que habla lo suficiente y lo hace bien; un entrenador victorioso desde cuando era zaguero en el Racing Club de Avellaneda (al lado de otro máximo: Roberto Perfumo) campeón mundial Interclubes (1966).
Y, sobre todo, tiene a Messi (naciendo para ganar el mundo) y Riquelme en su mejor fase.
¿México? Lo dijimos ayer, tiene la cara de su entrenador, Hugo Sánchez.
Que habla antes mismo de pensar; que acredita estar aún en el Real Madrid, demostrando que ni siempre un gran jugador es un buen técnico.
El 3 a 0 de los argentinos es resultado de la lógica, del trabajo, del talento y de un banco de reservas que se da el lujo de abrigar a un endemoniado Carlitos Tevez.
Ahora, claro, contraponiéndose a la lógica del fútbol, está lo que yo llamo de “cajita de sorpresas”.
Hay lógica sí y, por ella, el mejor siempre debiera ganar.
Y Argentina es el mejor equipo de la Copa América, lógico.
Es el mejor estructurado; el que llevó a sus máximas figuras al torneo; el que tiene jugadores fundamentales en las tres líneas, híbrido de garra y talento; el que tiene un entrenador que habla lo suficiente y lo hace bien; un entrenador victorioso desde cuando era zaguero en el Racing Club de Avellaneda (al lado de otro máximo: Roberto Perfumo) campeón mundial Interclubes (1966).
Y, sobre todo, tiene a Messi (naciendo para ganar el mundo) y Riquelme en su mejor fase.
¿México? Lo dijimos ayer, tiene la cara de su entrenador, Hugo Sánchez.
Que habla antes mismo de pensar; que acredita estar aún en el Real Madrid, demostrando que ni siempre un gran jugador es un buen técnico.
El 3 a 0 de los argentinos es resultado de la lógica, del trabajo, del talento y de un banco de reservas que se da el lujo de abrigar a un endemoniado Carlitos Tevez.
Ahora, claro, contraponiéndose a la lógica del fútbol, está lo que yo llamo de “cajita de sorpresas”.
Y el campeón puede salir de esa cajita.
¿O sería sorpresa para alguien que el vencedor sea Brasil o Argentina?
Lógico que no.
¿O sería sorpresa para alguien que el vencedor sea Brasil o Argentina?
Lógico que no.
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