El ábitro orureño, Gery Vargas, tuvo actuación en moldes internacionales y no influyó en el resultado. |
Fue un clásico tal cual
deben ser jugados los clásicos: Nervioso, pujante, disputado, peleado, forjado.
Nada más que eso.
Por lo tanto, fue un buen
partido; a la altura de su historia.
Si el árbitro tuvo fallas,
fueron las corrientes, equívocos profesionales, que no beneficiaron a ninguno
de los dos equipos.
Y tampoco perjudicaron.
(Sacar tarjetas amarillas a
diestra y siniestra, no es necesariamente significado de buen arbitraje, hay
que ver los partidos internacionales).
El 3 a 2 que le dio la
victoria a Bolívar, podía haberle dado en la misma medida a The Strongest.
Si Ramallo perdió penal para el Tigre y Callejón convirtió para la Académia, no fue culpa del árbitro.
A los jugadores de fútbol y
a quienes se ocupan de este deporte, hay que decirles que sería bueno terminar con
el simplismo de buscar un culpado, cuando no hay argumentos para explicar un
partido y sus acontecimientos.
Gery Vargas, el árbitro en
cuestión, solo tuvo un error técnico garrafal: no haber expulsado al jugador
bolivarista en la jugada del penal perdido por los estronguistas.
Finalmente, para coronar un
buen partido, tuvieron mucho que ver los dos entrenadores, Villegas y
Caballero, de Bolívar y The Strongest, respectivamente, que escalaron bien sus
equipos e hicieron los cambios en el momento oportuno.
Y los jugadores, claro, que
colocaron gran parte de su capacidad para el partido.
El fútbol boliviano necesita de equipos que van al frente, a procura de la victoria; The Strongest y Bolívar, fueron y son ello.
Tienen pinta de campeones.
Y como faltan 7 fechas para el fin del Torneo Aperura, pueden serlo.
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