A muchos llama la atención que frente a
la calamitosa situación del fútbol boliviano, los presidentes de los clubes
afiliados a la Liga del Fútbol Profesional Boliviano permanezcan callados y
ajenos al problema.
A mí no me sorprende.
Porque los presidentes apenas están con
un sospechoso bajo perfil, sin querer aparecer en los medios de comunicación.
Es un silencio estratégico, calculado.
Con Carlos Chávez en la cárcel, esos
dirigentes ya apoyaron y colocaron, en la cabeza actual de la Federación
Boliviana de Fútbol, a personas de segundo escalón, que no tienen ninguna
representación colectiva nacional.
Muchos llegaron estatutariamente donde
están, gracias, inclusive, a favores y contra favores recibidos durante los
años de poder de Carlos Chávez, el ahora aprehendido ex presidente de la FBF.
Pero el silencio de los presidentes de
clubes afiliados a la Liga, tiene un objetivo claro: permanecer lo más alejados
posibles de la FBF, para no quemarse, y llegar como candidatos no solo a la
presidencia de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), en el próximo congreso
extraordinario, como también aspirar a un puesto en la nueva Conmebol que
ciertamente vendrá después de las investigaciones por corrupción.
Frente a esa situación y pese a sentirse
traicionado, el mismo Carlos Chávez se siente aún fortalecido con el
silencio de los dirigentes presidentes de clubes; tan fortalecido que, no
teniendo nada más que perder, envía correspondencia a la FIFA y a la Conmebol,
colocando, literalmente, en el suelo, no solo a los que actualmente comandan el
fútbol boliviano, como también al gobierno de Evo Morales, a quien llama de
intervencionista, debido al proyecto de la nueva Ley del Deporte.
En medio a esa coyuntura, el
próximo viernes, en EEUU, la selección Argentina enfrentará a la boliviana, ahora dirigida por Julio
César Baldivieso, que ya pisó en el balón y resbaló, al declarar que prefiere
hablar de la Copa del Mundo de 2022 y no de la de 2018. Lamentable.
Ese es el fútbol “profesional
boliviano”.
¿Diferente al de la era
Chávez, no?
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