Podríamos ir más atrás en la historia del fútbol boliviano y siempre fue así.
Jugador con pasta de líder, se dedicó, así que "colgó los cachos", de inmediato, a dirigir técnicamente a un equipo de primera división.
Si sumamos los logros, el lado positivo se sobrepone al negativo.
Lo que quiero decir con eso es que no es necesario traer a "técnicos" extranjeros para dirigir en Bolivia.
Los que vienen de afuera no son ninguna garantía de suceso para un equipo de fútbol de primera división nacional, al contrario, son más las desilusiones que las conquistas.
¿Por qué preocuparnos entonces con el técnico de la selección nacional, Edwin Sánchez?
A mí, particularmente, no me preocupa el trabajo de los entrenadores nacionales.
En la medida en que sean comunicativos con sus comandados, creo ser posible la realización de una buena labor.
En el fútbol no hay secretos, es necesario creatividad.
Los entrenadores tienen que ser como los artistas plásticos, saber utilizar los colores (jugadores) que poseen, con talento.
Lo que sí llega a preocuparme, es cuando los errores primarios son una constante en los entrenadores, se tornan repetitivos y llevan a derrotas o a falta de victorias.
Errar es humano, persistir en el error es incapacidad.
Es el caso de la selección nacional.
Claro que dos juegos oficiales no son suficientes para calificar a un entrenador, pero en el caso de las Eliminatorias, Erwin Sánchez tuvo, como nunca, bastante tiempo para preparar una cosa mejor.
Lo que sí llega a preocuparme, es cuando los errores primarios son una constante en los entrenadores, se tornan repetitivos y llevan a derrotas o a falta de victorias.
Errar es humano, persistir en el error es incapacidad.
Es el caso de la selección nacional.
Claro que dos juegos oficiales no son suficientes para calificar a un entrenador, pero en el caso de las Eliminatorias, Erwin Sánchez tuvo, como nunca, bastante tiempo para preparar una cosa mejor.
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