El presidente Evo Morales puede errar en muchas cosas.
Eso se debe a la franqueza y en muchos casos a la ingenuidad con la que actúa en actividades directamente ligadas a la sociedad, independientemente de credos políticos.
Es el caso del fútbol.
El presidente se entrega a la causa como si fuese un dirigente más de los innumerables equipos que disputan campeonatos en las villas.
A pesar de ello, se nota que su gobierno no tiene un proyecto deportivo serio. Como en toda la historia del país, nunca hubo.
El vice ministro de deportes, Milton Melgar, es al mismo tiempo presidente de la Fabol, agremiación de los jugadores de fútbol.
Su pasta, a rigor, no hizo nada para mejorar el deporte en el país.
El cambio estructural que se nota en otros ámbitos (hidrocarburos, salud pública, tierras, relaciones del estado con los sectores (personas y regiones) hasta hace poco olvidados con el auxilio económico directo, etc), siquiera llegó cerca del deporte.
Es la figura de Evo Morales (foto) la que actúa en el ámbito futbolístico, por ejemplo, solucionando problemas que debieran ser solucionados por la Federación Boliviana de Fútbol, entidad mixta, que, por rigor de la FIFA, no permite que el Estado se inmiscuya en asuntos del fútbol.
Pero, por ironía, el Estado boliviano, a través del presidente de la república, ya obtuvo la concesión por parte de la FIFA para que la ciudad de La Paz sea sede, por última vez, de las Eliminatorias Sudamericanas para la Copa del Mundo Sudáfrica-2010.
Y está ayudando económicamente para que la defensa de la altura vaya más adelante.
Hace horas nada más, Evo Morales compartió con el cuerpo técnico y jugadores de la Selección momentos futbolísticos, llevando ánimo, metiendo goles y haciendo promesas que ciertamente las cumplirá si los jugadores hacen su parte.
Es el presidente del país que más se envolvió con el fútbol, porque es practicante de ese deporte.
Eso se debe a la franqueza y en muchos casos a la ingenuidad con la que actúa en actividades directamente ligadas a la sociedad, independientemente de credos políticos.
Es el caso del fútbol.
El presidente se entrega a la causa como si fuese un dirigente más de los innumerables equipos que disputan campeonatos en las villas.
A pesar de ello, se nota que su gobierno no tiene un proyecto deportivo serio. Como en toda la historia del país, nunca hubo.
El vice ministro de deportes, Milton Melgar, es al mismo tiempo presidente de la Fabol, agremiación de los jugadores de fútbol.
Su pasta, a rigor, no hizo nada para mejorar el deporte en el país.
El cambio estructural que se nota en otros ámbitos (hidrocarburos, salud pública, tierras, relaciones del estado con los sectores (personas y regiones) hasta hace poco olvidados con el auxilio económico directo, etc), siquiera llegó cerca del deporte.
Es la figura de Evo Morales (foto) la que actúa en el ámbito futbolístico, por ejemplo, solucionando problemas que debieran ser solucionados por la Federación Boliviana de Fútbol, entidad mixta, que, por rigor de la FIFA, no permite que el Estado se inmiscuya en asuntos del fútbol.
Pero, por ironía, el Estado boliviano, a través del presidente de la república, ya obtuvo la concesión por parte de la FIFA para que la ciudad de La Paz sea sede, por última vez, de las Eliminatorias Sudamericanas para la Copa del Mundo Sudáfrica-2010.
Y está ayudando económicamente para que la defensa de la altura vaya más adelante.
Hace horas nada más, Evo Morales compartió con el cuerpo técnico y jugadores de la Selección momentos futbolísticos, llevando ánimo, metiendo goles y haciendo promesas que ciertamente las cumplirá si los jugadores hacen su parte.
Es el presidente del país que más se envolvió con el fútbol, porque es practicante de ese deporte.
Evo Morales sabe lo que significa para un jugador de fútbol, que una persona llegue con una botella de refresco después de tragar tierra en canchas deplorables.
Es una persona que puede hablar de fútbol, porque lo practicó, lo practica y seguramente lo seguirá practicando.
Todos los futboleros saben que es diferente hablar de fútbol con una persona que estuvo en las canchas jugando.
Al contrario de otras que, sin saber siquiera el peso del balón*, aparecen en los momentos de gloria y no de sufrimiento. Eso es populismo.
En el ejercicio del poder, como en el fútbol, Evo Morales es popular y no populista; pero sobretodo es futbolista.
Gracias a Dios.
En tiempo, no soy militante del MAS.
* El balón debe tener un peso no superior a 450 gramas y no inferior a 410 gramas al inicio del juego.
En el ejercicio del poder, como en el fútbol, Evo Morales es popular y no populista; pero sobretodo es futbolista.
Gracias a Dios.
En tiempo, no soy militante del MAS.
* El balón debe tener un peso no superior a 450 gramas y no inferior a 410 gramas al inicio del juego.
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