El ministro de Salud y Deportes, Juan Carlos
Calvimontes, participó de la jugada ofensiva y en confronto directo, le “sugirió” al presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Carlos Chávez, demita y se
aparte del cargo. Antes, el vice ministro de deportes, el ex jugador Miguel Ángel Rimba, en vivo, en directo y para quien quiera oir, pidió la salida del dirigente.
Una verdadera intervención
gubernamental.
Yo también creo que la salida de
Chávez se hace necesaria, así como los viejos dirigentes de los clubes, pero no creo que esa medida, pura y simple,
vaya a cambiar las cosas en el fútbol nacional.
Me parece que tanto el ministro como
el vice ministro, usaron una táctica equivocada, un esquema muy simplista, previsible,
para un asunto de los más relevantes para el país.
Porque a pesar de que el gobierno
hace mucho tiempo tiene el balón en sus pies, aún no posee un esquema de juego
ofensivo para concluir la jugada. Es como si pensara que por mucho dominar la
pelota, ganará el partido.
Si Chávez atiende la sugerencia del
ministro y se va, ¿qué vendrá?
El problema, creo, no es de nombres, es de
legislación; y ahí el gobierno puede definir el cotejo el momento que quiera.
Basta que con inteligencia y buena
voluntad, realice la jugada que todos esperamos: alterar la Ley del Deporte e
inmediatamente determinar que dirigentes de federaciones, asociaciones, clubes
y Comité Olímpico no puedan reelegirse a no ser por una única vez, con efecto
retroactivo a las últimas gestiones.
Obvio que eso no es suficiente, pero
es una buena forma de comenzar, porque el gobierno no puede limitarse a ganar
un simple partido, tiene que tener planes para vencer el campeonato.
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