Ese tal de torneo “de verano” es una lástima
para los jugadores y para el fútbol boliviano.
Sea cual fuere la empresa patrocinadora, no
dudo de sus buenas intenciones al organizarlo.
Lo que pasa es que los partidos llamados
clásicos son siempre disputados en un ambiente de confrontación debido a su
historial, con una dosis absurda de desgaste físico y emocional, y que exigen
mucho de los jugadores que generalmente no están debidamente preparados.
Así, en lugar de ser provechosos, esos juegos
son contraproducentes y los jugadores sienten el desgaste durante el torneo
oficial que se avecina.
Creo que las ganancias monetarias que ese tipo
de torneos producen, a la larga, cobran “víctimas”, por crear expectativas falsas.
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