Sin iluminación e imaginación y pese a tener un elenco numeroso, Insúa aún procura un equipo para Bolívar. |
No me sorprende en absoluto
el pésimo fútbol presentado por Bolívar, en la goleada que sufrió frente al Racing de Avellaneda, 1 x 4, por la
Libertadores de América.
También no me sorprendieron
las palabras de su entrenador, Insúa, que, a pesar de inapropiadas para
justificar su trabajo minutos después del desastre, lo dicen todo: “el
resultado es consecuencia de la diferencia física y futbolística” (entre ambos
equipos).
Es así como los futboleros
del exterior ven al fútbol boliviano; los buenos y los malos futboleros.
Entre estos últimos, Insúa, ya
colocó su nombre.
Porque sabiendo de la
realidad del fútbol boliviano, no solo aceptó venir a trabajar aquí, como
también se trajo a futbolistas que, me imagino, en su tiempo, deben a ver sido
buenos.
O sea, para que esa diferencia
física y futbolística que se vio en el encuentro frente a Racing exista (y
existió), mucho tiene que ver también el trabajo mediocre de Insúa, que
prefirió ignorar el elemento que forma parte de la selección nacional (Arce y Cardozo,
por ejemplo) para alinear a jugadores traídos por él al país (Borghello y y
Cellerino, también por ejemplo) que nada acrecentaron hasta ahora al equipo
celeste.
Porque para atacar a voluntad y eliminar cualquier posibilidad de contra ataque del adversario y sabiendo que la visita no tenía delanteros, bastó al entrenador de
Racing bloquear la salida de los dos laterales volantes (Saavedra y Capdevilla)
y marcar a Callejón. Así de simple, solo Insúa no percibió.
Con esa simplicidad, el
primer tiempo ya estaba 3 x 0.
Bien administrado el
resultado y apenas tocando el balón en el segundo periodo, los locales tuvieron
aún tiempo de marcar el cuarto gol.
Irónicamente, el único cambio ofensivo que el equipo boliviano hizo (Arce por Bieghello), posibilitó también su único gol.
Goleada justa. De un equipo,
contra un amontonado de jugadores.
Para aceptar esa triste
realidad, debemos reconocer que Insúa es apenas uno de los muchos que vienen a
Bolivia, aprovechando la mediocridad de los dirigentes nacionales, que
contratan personas (entrenadores y futbolistas) que en otros lugares ya están
sobrando.
En poco más de un mes y medio de trabajo, Insúa no consiguió
armar un equipo; debe ser porque en ese mismo tiempo, ya se fue dos veces a
Buenos Aires, por "motivos familiares".
Le faltó tiempo.
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