jueves, 25 de febrero de 2016

DIRIGENTES Y ENTRENADOR DE BOLÍVAR, FUERON GOLEADOS POR RACING

Sin iluminación e imaginación y pese a tener un elenco numeroso, Insúa aún procura un equipo para Bolívar.
No me sorprende en absoluto el pésimo fútbol presentado por Bolívar, en la goleada que sufrió  frente al Racing de Avellaneda, 1 x 4, por la Libertadores de América.

También no me sorprendieron las palabras de su entrenador, Insúa, que, a pesar de inapropiadas para justificar su trabajo minutos después del desastre, lo dicen todo: “el resultado es consecuencia de la diferencia física y futbolística” (entre ambos equipos).

Es así como los futboleros del exterior ven al fútbol boliviano; los buenos y los malos futboleros.

Entre estos últimos, Insúa, ya colocó su nombre.

Porque sabiendo de la realidad del fútbol boliviano, no solo aceptó venir a trabajar aquí, como también se trajo a futbolistas que, me imagino, en su tiempo, deben a ver sido buenos.

O sea, para que esa diferencia física y futbolística que se vio en el encuentro frente a Racing exista (y existió), mucho tiene que ver también el trabajo mediocre de Insúa, que prefirió ignorar el elemento que forma parte de la selección nacional (Arce y Cardozo, por ejemplo) para alinear a jugadores traídos por él al país (Borghello y y Cellerino, también por ejemplo) que nada acrecentaron hasta ahora al equipo celeste.

Porque para atacar a voluntad y eliminar cualquier posibilidad de contra ataque del adversario y sabiendo que la visita no tenía delanteros, bastó al entrenador de Racing bloquear la salida de los dos laterales volantes (Saavedra y Capdevilla) y marcar a Callejón. Así de simple, solo Insúa no percibió.  

Con esa simplicidad, el primer tiempo ya estaba 3 x 0.

Bien administrado el resultado y apenas tocando el balón en el segundo periodo, los locales tuvieron aún tiempo de marcar el cuarto gol.

Irónicamente, el único cambio ofensivo que el equipo boliviano hizo (Arce por Bieghello), posibilitó también su único gol.

Goleada justa. De un equipo, contra un amontonado de jugadores.

Para aceptar esa triste realidad, debemos reconocer que Insúa es apenas uno de los muchos que vienen a Bolivia, aprovechando la mediocridad de los dirigentes nacionales, que contratan personas (entrenadores y futbolistas) que en otros lugares ya están sobrando.    

En poco más de un  mes y medio de trabajo, Insúa no consiguió armar un equipo; debe ser porque en ese mismo tiempo, ya se fue dos veces a Buenos Aires, por "motivos familiares".

Le faltó tiempo.

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