Es sorprendente como
dirigentes de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), de la Liga y de la Asociación
Nacional de Fútbol (ANF) se mueven y hacen las cosas rápidamente, frente a la crisis
del fútbol boliviano.
Pena que esa movilización
sea para ocupar avivadamente los cupos de poder en esa entidad, cuotas vacías,
debido a la aprehensión de sus presidentes, Carlos Chávez y Jorge Justiniano,
respectivamente.
El hambre de poder se debe a
que los asociacionistas que sean elegidos hoy, en Santa Cruz de la Sierra, durante
la reunión del Consejo Superior, pasarán a ocupar también cargos importantes en
la Federación Boliviana de Fútbol, pudiendo, inclusive llegar a la presidencia.
Si los dirigentes de la Liga
del Fútbol Profesional Boliviano y de la ANF, fuesen sinceros, en su discurso
de querer cambios en el balompié boliviano, bastaría que discutan rápidamente
con el Ministerio de los Deportes, la nueva Ley del Deporte, sin cuya vigencia,
nada cambiará.
Mientras no quede clara la
relación fútbol estado, y sus derechos y obligaciones, las dos entidades, sin necesidad de repartir
los cupos de poder, podrían funcionar tranquilamente, en forma de grandes comisiones,
formadas por los presidentes de los 12 equipos de la Liga, en el caso de la
Federación, y de los presidentes de las 9 asociaciones, en el caso de la ANF,
por lo menos hasta que sus dirigentes detenidos por corrupción, se dignen a
renunciar.
La Comisión de la FBF se
encargaría de hacer gestión con la selección nacional, visando las
Eliminatorias a la Copa de Rusia-2018, y la Comisión de la ANF, se encargaría
de gestionar sus propios torneos.
Al final, su actuación e
importancia se limita a eso.
Pero, no, el ansia de poder,
es la que prevalece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario