Organizaron eventos lucrativos en sus instalaciones y no pagaron impuestos; vendieron
entradas para muchos partidos de fútbol y tampoco pagaron impuestos; y para esconder evidencias, se llevaron
documentos, pensando que el tiempo enterraría los hechos.
Y los hechos apuntan a los dirigentes de The
Strongest de los años 2006, 2007 y 2008.
El presidente actual, Kurt Reintch, se encuentra indignado, pero, creo, le será fácil encontrar a los culpados porque debe conocer bien a una Mutual que funcionaba en el mismo Complejo y que prestaba dinero a los dirigentes que el ahora acusa.
En medio a tanta obscuridad, ¿cómo pedir que “el gobierno apoye al
deporte” si los que dirigen el mismo se llevan lo que no les pertenece, perjudicando
a socios y aficionados, y, lo peor, dañando la imagen de tan importante
institución?
Pregunto: ¿los hinchas estronguistas se van a
manifestar? ¿A favor o contra esos dirigentes que macularon el ingreso al
Complejo de Achumani con la palabra Embargado?
Siempre afirmé que Bolivia es un país corporativista,
esto es, cada sector defiende sus propios intereses en detrimento de otros.
En el fútbol no es diferente.
El 15 de agosto recientemente pasado, escribí para
este Blog y para mis Columnas en Late! y Oxigeno, un texto con el título “Propuesta
para un cambio en el fútbol boliviano”.
Pues bien, lejos de querer convencer a nadie,
ni mucho menos pretender ser absoluto en mis apreciaciones, simplemente
escribí, porque creo que no basta la retórica, hay que proponer.
A muchos les gustó, pero no comentaron;
confirmando una constatación que hace mucho la tengo clara, sin equivocarme: Al
aficionado, al hincha y a los que viven en torno al fútbol boliviano (disculpen,
pero aquí también voy a incluir a periodistas deportivos, con rarísimas
excepciones) no les interesa discutir respecto del deporte boliviano y sus entrañas, se comenta sin proponer. A todos les importa más su
equipo: a los bolivaristas, el Bolívar; a los estronguistas, el The Strongest, etc.
Para ellos, el fútbol se resume a las victorias o derrotas de sus equipos, dentro
de la cancha. Pasión pura.
Pero nosotros periodistas no podemos tener un
comportamiento similar, por el simple hecho de que las victorias o derrotas de
un equipo de fútbol dependen, también, de lo que sucede fuera de la cancha.
Contextualizar esa relación es nuestra obligación.
Y el asunto no es de ahora.
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