Desde el 20
de febrero, 5 hinchas corintianos
permanecían detenidos en la cárcel de San Pedro, en Oruro, acusados de haber
participado en la muerte de joven Kevin, en el estadio Jesús Bermúdez.
Finalmente, hoy, viernes 2 de agosto, fueron
liberados y deberán retornar a São Paulo, Brasil.
Pregunto, ¿qué es lo que nos deja esta
desgracia ocurrida en un estadio de fútbol boliviano?
- · Que la vida de un hincha vale 5 meses y 10 días de prisión de personas que, al final, resultaron inocentes.
- · Que una vez más, dirigentes del fútbol nacional aprovecharon la desgracia ajena para apoderarse de dinero que de buena voluntad ayudaron a recaudar otras instituciones como la Confederación Brasileña de Fútbol, a través de su selección principal.
- · Que la muerte de Kevin sirvió para que la justicia boliviana sea duramente criticada y su seriedad comprometida por los medios de comunicación y autoridades brasileñas.
- · Que las declaraciones del canciller brasileño, Antonio Patriota, al afirmar que la libertad de los hinchas brasileños se debe a permanentes gestiones de su pasta, junto a la cancillería boliviana, “en más de cuatro reuniones”, dan a entender que la libertad de los miembros de la Gaviões se debe al gobierno de Evo Morales y no precisamente al juez de la causa .
Dicho eso, ahora, ¿a quién reclama la familia
de Kevin por su muerte?
Creo que debe acudir a la justicia común en
proceso, por el órden, contra:
- · El club San José de Oruro por ser el mandante del juego;
- · La Federación Boliviana de Fútbol, por ser la entidad matriz a la que el club San José está afiliado;
- · La CONMEBOL por ser la entidad organizadora del torneo al que pertenecía el juego; y, finalmente,
- · La FIFA, porque es la entidad matriz de todos los clubes del mundo y porque en un torneo oficial, disputado bajo sus disposiciones, ocurrió la tragedia.
Todas esas entidades son responsables, a su
turno, por la seguridad de las personas presentes a un campo de juego en torneos
oficiales.
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