La relación de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) con la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, se asemeja a la relación del gobierno de Bolivia con las prefecturas que quieren autonomía.
En lo que se refiere a los torneos internacionales organizados por las entidades ligadas a la FIFA, los clubes de la Liga no pueden hacer absolutamente nada, a no ser a través de la FBF.
La FIFA y la Conmebol solo reconocen a la FBF como entidad representativa del fútbol nacional y es a través de ella que los clubes de la Liga pueden beneficiarse de préstamos, adelantos y premios en dinero.
Centralismo total.
Y no porque el presidente de la FBF, Carlos Chávez, así lo quiera, si no, más bien, porque las relaciones internacionales del fútbol así lo determinan.
Del mismo modo, se equivocan los prefectos autonomistas del país, si piensan que podrán conseguir préstamos de entidades internacionales a diestra y siniestra; que podrán manejar los recursos naturales, las tierras, las carreteras, las telecomunicaciones, la Policía, las FFAA, etc., como les de en gana.
Países y entidades internacionales solo reconocen a los gobiernos nacionales, para conceder préstamos y realizar negocios por el simple hecho de que son los gobiernos que administran el Estado los que pueden gestionar y garantizar los acuerdos internacionales.
Así funciona la economía mundial y por eso existen los bancos centrales en todos los países.
Si en un país de apenas 9 millones de habitantes como el nuestro, con una economía endeble y centralizada, con recursos naturales inmensos, pero sin dominio tecnológico para explotarlos, ya vivimos mal, imaginémonos lo que sería si se deja que los prefectos tengan el poder político y económico absoluto: ciertamente el caos sería mayor.
Si en un país centralizado como el nuestro pocas personas se repartieron millones y millones de hectáreas de tierra e hicieron quebrar muchos bancos, imaginémonos lo que sería si estas mismas personas vinieran a tener el control político y económico absoluto.
No nos olvidemos que la descentralización y autonomía que aconteció en el fútbol boliviano, en 1977, con la creación de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, nos llevó al caos futbolístico.
Hoy, 30 años después, el balompié boliviano es una actividad sin ley, sin normas, sin respeto, sin ética, sin…
No fuesen los torneos internacionales y el rígido reglamento de la FIFA, que posibilitan que llegue al país algo de dinero, el fútbol nacional estaría muerto.
¿Es eso lo que se quiere para el país con la descentralización que la “media luna” pide?
Estoy plenamente de acuerdo con la autonomía, no es ningún bicho de siete cabezas, al final, las alcaldías ya son autonómicas hace mucho tiempo y no por eso andan mal.
Lo que no se puede aceptar es que exista un país dentro de otro país, como los están planeando los prefectos autonómicos y sus compinches cívicos. Eso se llama sedición.
Lo mismo, no se puede admitir en Bolivia que la Liga tenga el mismo poder que la Federación Boliviana de Fútbol.
Si continuamos en el mismo caos político, social y futbolístico, será mejor que nos vayamos todos y que el último boliviano apague la luz.
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